Revista Cultura y Ocio

Pérdidas irreparables

Por Finicolasgafas @Finiconlasgafas

Cuando nos abandonan los que lo dieron todo, nos dejan como al principio, sin nada más que perder. Está ocurriendo sin apenas darnos cuenta, sin atisbos de que alguien solvente pueda coger el testigo. La sensación de pérdida es tan definitiva que solo podemos entregarnos a ella con la voluntad ausente encajando de rodillas el golpe y dejando que el dolor campe a sus anchas. Sin ellos somos absolutamente peores. Se van sin hacer ruido después de componer las más bellas melodías. Se van al infierno dejándonos paraísos que no seremos capaces de cuidar. No es cuestión de hacer sangre, pero sin ellos la sangría es imparable. No nos damos cuenta de que el futuro apestará si olvidamos el perfume que dejaron a su paso. Es una dramática visión cargada de verdad. Las artes son un conjunto de hermosas mentiras para engañar al dolor, a la muerte y al vacío. No se puede soportar la vida sin más. Hay quien busca su sentido y encuentra que no lo tiene, o lo que es peor, hay quien pasa la vida sin darle sentido y la pierde igualmente pero sin saber que alguna vez la tuvo. Las pérdidas irreparables son cada vez más irreparables. La lista se va agotando. Bowie, Lou, Grant, Brood, Cash, Lennon. Harrison, Mercury, Lemmy, Joey, Strummer, Marvin, Cobain, Bolan, Thunders, Deville, Scott, Elvis, Camarón, De Lucía, Hendrix, Marley, Otis, Petty, Brilleaux… Y no por este orden. Y faltan más de los que están, pero hoy por Bowie que nos ha devuelto al más desértico de los principios con su canción, con su falta. Y parece que fue ayer.  

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