Perdonad, pero me veo incapaz de relatar una historia de mi viaje que tenga un desarrollo lineal en estos días. Ya se acercan los exámenes y las entregas de trabajos y el tiempo aprieta. Sin embargo, sí escribiré algún post sobre anécdotas del viaje. Aquí va la primera.
Ese tercero, de nombre Miti, nos hizo una oferta que no podíamos rechazar: siete horas de viaje en dos taxis 150€ entre todos, más 60€ por cabeza pasar dos noches en el desierto. Una en la frontera, y otra en medio de las dunas. Todo incluía la comida, el agua, las duchas...
El viaje se desarrolló con total tranquilidad. Desayunamos en un pueblecito un plato típico riquísimo y a las 4 o así llegamos al desierto. La comida también riquísima y todo maravilloso. Pasamos la tarde con Miti jugando en las dunas y un vendedor bereber nos vendió piedras talladas bastante bonitas.
Cuál fue nuestra sorpresa cuando, tomando te ya de noche, Miti nos dice que no son 60€ las dos noches, sino 60€ cada una. Después de una ardua discusión con la que no llegamos a ningún sitio, decidimos que la mejor opción era pasar esa noche en el desierto y a la mañana siguiente marcharnos en un que, según nos habían dicho, era de 3 horas hasta Marrakech. El taxi nos costaría 50€ entre todos y además, para que no nos quedásemos con las ganas, daríamos una vuelta en dromedario.
Sin embargo, se nos ocurrió la brillante idea de querer ver amanecer. Así Pat y Belén se fueron a preguntar a que hora salía el sol. Mientras esperábamos, Miti y su hermano hablaron con Calero y conmigo para que, por favor, fuésemos a por las chicas para que "no armasen más jaleo que aquello solo nos (en realidad 'les') iba a traer problemas".
Calero fue a buscar a Pat y Belén y yo me quedé con Moni y Ana en la habitación. Pasó un rato largo y no venían. La imagen que nosotros teníamos era de una discusión pero, cuando nos decidimos a ir a buscarlos, estaban sentados tomando el té con el jefe del albergue del desierto y un hombre gaditano (a quien también le debemos mucho).
La conversación sobre el amanecer había conducido al timo de la estancia y, además, resultó que Marrakech no estaba a 3 horas ¡sino a 8!
Retimados, Hafir, el jefe del albergue, nos dio la opción de quedarnos en el desierto por 30€ más con comida, pero sin bebida, y marcharnos en bus al día siguiente a Fez o ayudarnos a organizar un viaje en autobús de a Marrakech la mañana siguiente (de 8 horas) y luego buscarnos la vida para volver a Fez (casi otras 8 horas). Aconsejados por Juan, el hombre gaditano que estaba allí dedicándose a preparar rutas en el desierto, nos decantamos por la primera opción y, sinceramente, creo que fue la mejor decisión que pudimos haber tomado.
Próximamente, una nueva anécdota de "Perdidos en el desierto"
Ns vms.