Año 1997. Definitely Maybe y sobre todo el éxito comercial de (What’s the story) Morning Glory? hicieron del lanzamiento de Be Here Now uno de los acontecimientos musicales más importantes de los últimos 20 años en el Reino Unido.
El tercer álbum de los hermanos Gallagher debía ser el que los situara en el Olimpo de los Dioses, a la derecha de sus idolatrados (y copiados hasta la saciedad) The Beatles. Pero ni Oasis llegó nunca a estar ni cerca de ese Olimpo ni Be Here Now es tan mal álbum como la crítica hizo ver.
Be Here Now (hablo de memoria) es el disco más vendido de la historia del Reino Unido en su primera semana, y su primer single, la industrial y apoteósica D’you know what I mean?, vendió la friolera de más de 100.000 unidades en su primera semana en la calle. Números estratosféricos más vinculados a la inercia producida por los grandes pelotazos del Morning Glory, como Wonderwall, Don’t look back in anger o Champagne Supernova, que por lo que el propio Be Here Now produjo en la gente.
Pero, ¿realmente el nivel descendió tanto como todo el mundo parece asumir?
A un servidor no se lo parece. Es cierto que es un álbum lleno de excesos, en minutaje y en producción, y que coincidió con la época de mayor desenfreno y locura de los hermanísimos, algo que en cierto modo se ve reflejado en las letras de Noel y en la voz de Liam. Pero canciones como Stand by me, Don’t go away, I hope I think I know, Fade in-out, The girl in the dirty shirt (ésta, debilidad personal) o la épica All around the world se cuentan entre lo mejor de su repertorio por mucho que los Gallagher las hayan maltratado durante años manteniéndolas fuera de los setlists de sus conciertos, limitados a repetir noche tras noche durante 10 años una sucesión de éxitos de sus dos primeros discos.
Personalmente, el comienzo del disco me parece de los más demoledores y excitantes que he escuchado en el rock contemporáneo…
D’you know what I mean?
My big mouth