Revista Educación

Perdona pero disculpa

Por Siempreenmedio @Siempreblog

.Perdona pero disculpa

Nunca es tarde para pedir perdón… Y nunca es tarde para aprender cómo pedirlo. Sí, incluso algo así se puede hacer bien o mal y se puede aprender. Existen determinados elementos que no deben faltar en una disculpa para que sea efectiva y para, por tanto, tener mayor probabilidad de conseguir ser indultado. Ahora sabemos que pronunciar la palabra “perdón” no sólo no basta, sino que es el menos importante de ellos.

Por más que nos esforcemos en evitarlo, todos nos equivocamos alguna vez y todos podemos hacer daño, ¿verdad? Una gestión emocional madura exige, primero, que seamos capaces de reconocerlo y, después, que pidamos disculpas a los afectados por nuestra metedura de pata (dando por descontado el procurar que no vuelva a suceder).

Según un estudio reciente de la Universidad de Ohio, son seis los elementos que no deben faltar en una disculpa eficaz:

  1. expresión de pesar.
  2. explicación de lo que sucedió.
  3. reconocimiento de la responsabilidad.
  4. expresión de remordimiento.
  5. ofrecer reparaciones a la falta.
  6. pedir perdón.

Los puntos 3 y 5 fueron los más importantes para la gran mayoría de los 755 participantes en el estudio. El 6, sin embargo, pedir perdón, el de menor importancia. Tomemos nota y no nos limitemos a un mero “lo siento”.

Por otro lado, pensemos en la posición del afectado. Perdonar no es en absoluto un acto de debilidad, ni quitar importancia a lo que pueda tenerla. Es ponernos en el lugar del otro sabiendo que todos fallamos y reconocer la necesidad de la otra persona de recibir aceptación y confianza a pesar de lo que haya hecho. Supone también desterrar sentimientos negativos (rencor, ira, amargura, ansiedad…) que alargan el conflicto y dañan la relación entre las dos personas. Ademas, esos sentimientos negativos pueden conducir a una mayor infelicidad que la inicialmente provocada por el  sujeto”pecador”.

Si bien este estudio no lo incluía, podemos añadir que siempre es mejor que esa disculpa (y también ese perdón) sea en persona y no por escrito. Y, como nos enseñaron de niños, aún mejor si se termina con un fuerte apretón de manos o un abrazo sincero.


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