Una de las razones por las que debemos quitarnos el sombrero en los sitios cubiertos tiene relación con el incordio que supone para el prójimo. Pero esto no es un tema de ahora, ya que por suerte los modelos que lucen hombres y mujeres en la actualidad son de tamaño más bien reducido. Pero pensemos en el principio del siglo pasado: sombreros de copa para ellos y grandes sombreros adornados con plumas para ellas. Y por un momento imagínese encontrar delante de usted uno de estos magníficos ejemplares en un concierto o en una sala de cine. Sin duda un mal momento y por supuesto una molestia.
Aunque esto parezca una tontería, no siempre lo fue.
“En Francia ocurría lo mismo, pero sin entrar en polémicas, aunque algunos empresarios de París en el deseo de complacer a los espectadores del sexo masculino que se quejaban del sombrero de la señora de la butaca de la fila anterior, tratan de poner de moda una especie de casquete parecido a la gorrilla de un paje del siglo XV, y adornado con su correspondiente pluma.”..
El pasado domingo en el Diario del Alto Aragón aparecía un interesantísimo artículo en la sección de CUADERNOS ALTOARAGONESES titulado “Bajo el Sombrero de la Moda” donde se hablaba de los sombreros y sus adornos.
Personalmente les recomiendo leer el artículo completo en el Diario, un repaso a la historia de los sombreros, donde las plumas pudieron llegar a ser un verdadero conflicto entre la moda y el espectáculo.
Visto en: Diario del Alto Aragón, y The New York Public Library
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