Revista Cultura y Ocio

Perdóneme, padre, porque he pecado.

Por Bdebabel @BabelT

Mi pecado capital es que no puedo parar de leer. Y con la iglesia hemos topado. O, en este caso, con el padre Martín, quien las pasa canutas en su duelo moral y sangriento con un asesino sin rostro. No os contaré si salva el alzacuellos al final de su vía crucis porque eso es SECRETO DE CONFESIÓN y sólo lo sabe el de arriba, es decir, el hacedor Salvador Felip. Bueno, él y sus fans que ya deben ser legión. En especial, gracias a esa vigorosa carta de presentación que es la portada del libro. ¿Habéis visto al cura con pinta de boxeador? Yo me lanzaría al sí, quiero, con este hombre ipso facto. Quiero decir que él oficiaría el sagrado sacramento...Perdóneme, padre, porque he pecado.Pasemos a cosas más serias.El alma.Sí, eso es por lo que se batalla en esta novela. ¿Qué valor tiene el alma cuando la vida está en juego? ¿Y hasta qué punto se distorsiona cuando nadie le presta atención?Nos enfrentamos a una minuciosa descripción de los procesos policiales del crimen que se inicia con una anciana y va sumando víctimas sin causa aparente. Los asesinatos dantescos son investigados por el cincuentón inspector Arteaga, un sucedáneo meticuloso del televisivo Colombo, mientras en una carrera contrarreloj el padre Martín trata de esclarecer la identidad del asesino sin incurrir en el quebrantamiento del sagrado secreto de confesión. Uno de los aspectos más dinámicos resulta la morbosa relación que se establece entre el sacerdote y el implacable asesino.No se puede decir de esta novela que sea un thriller, el desarrollo de la trama es demasiado parsimonioso para ello, pero sí que mantiene la intriga gracias a las dos voces de sus protagonistas y a la naturaleza grotesca de unos crímenes rituales. ¿Quién, de entre el elenco de personajes, es el malhechor? Y, sobre todo, ¿por qué?A todo lector de novela negra le acucia el ansia de comprender el lado oscuro que bulle bajo la rutina políticamente correcta. Máxime cuando, guiados por un inspector Colombo con mala leche, nos inmiscuimos bajo las faldas de la Iglesia para destapar sus secretos más escabrosos. O eso aparenta puesto que la trama, inteligente y enrevesada, es tan fácil de atravesar como un banco de niebla igualmente cegador.Cuando ya me acostumbré al ritmo de la narración, me mordía la curiosidad por desvelar el misterio y llegar al final, ya con ansia, y saber quién cometía esas atrocidades, quién se burlaba tan ferozmente del apocado pero, al fin, heroico sacerdote, y quién hacía sudar al inspector Arteaga. Me ha caído bien este hombre, quizás porque su carácter de piedra y su sentido del humor sardónico han avivado algunas escenas hasta hacerme reír.


Perdóneme, padre, porque he pecado.
SECRETO DE CONFESIÓNSALVADOR FELPEditorial PàmiesTapa flexible con solapas314 págs.Novela negra2015Relación calidad/precio:20 pellizcosCara, pero a la alturaWeb de Salvador


Creo que vale la pena leer Secreto de confesión si te atraen las novelas negras de investigación detallada, con asesino traumatizado muy listo y protagonistas opuestos en el escalafón social que, irónicamente, han basado su profesión en el rescate de una parte de la humanidad, el lado oscuro, ya sea para castigarla o para liberarla de su culpa. Sobre todo, intrigante.Babel en estado de pecado.

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