Revista Historia

Pere el Gran, 725 años después

Por Medievalum

Hace unos meses comentamos la noticia de la localización de los restos de Pere el Gran (Valencia, 1240 – Vilafranca del Penedès, 1285), hoy informamos de los primeros estudios sobre su momia.

Muerto hace la friolera de 725 años, podemos mirarle ahora a la cara, buscar sus facciones, estudiar su vida y su muerte. Los datos de este primer análisis son:

  • Su cadáver estaba embalsamado, se han encontrado restos de brea, sílice y hierbas aromáticas utilizadas en las recetas egipcias que se respetaban en época medieval.
  • Estaba sano y llevó una vida de rey, aunque había perdido un par de dientes.
  • Medía 1′73, más que la media de la época, coincide este dato con lo que las crónicas dejaron escrito de su padre (Jaume I), del que destacaron su extraordinaria altura. Aunque el dato de la altura del rey es aproximado, porque el cuerpo está ligeramente arqueado, para ajustarse a la bañera de origen romano en la que fue enterrado, siguiendo un rito que se usaba en Sicilia y que procede del Imperio Romano.
  • Ha sido encontrar en la tumba un mechón de cabellos, que no se sabe si pertenecen al rey o a algún miembro de su familia. La práctica de dejar muestras de cabello en enterramientos se había encontrado en otras épocas, como la griega, pero nunca antes en la Edad Media, según el dossier difundido ayer por la Generalitat de Cataluña.
  • Los análisis sobre los restos de telas indican la ausencia de tejidos relacionados con el carácter regio del cuerpo, lo que daría veracidad a la crónica de Bernat Desclot, que explica que Pere el Gran fue enterrado con hábito monástico cisterciense.
  • Sorprende que parece carecer de pies, le fueron retirados al trasladarlo a su sepulcro definitivo porque el alto soberano no cabía en la bañera romana de pórfido que se utilizó como sarcófago. Los pies están recolocados entre las piernas.
  • No fue enterrado con corona, vestiduras regias o cualquier otro símbolo de su condición, a excepción de una tela de seda granate sobre la que se apoya el cráneo. Tampoco con joyas ni armas.

El rey regresará a su tumba a finales de junio o principios de julio y disfrutará de una ceremonia oficial de reenterramiento. Sin embargo, el estudio de la información que está proporcionando durará años. Dispondremos, según los científicos, de datos de la dieta, las enfermedades y lesiones del rey y quizá de la causa de su muerte. Está previsto elaborar una reconstrucción facial, que será el primer retrato fidedigno de un miembro de la familia real catalanoaragonesa, y extraer ADN, que permitiría esclarecer algunos enigmas de su dinastía y atribuir definitivamente a uno u otro soberano algunos de los restos confusos que se conservan en los panteones reales.

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