Acabo de llegar de Israel, de hacer una peregrinación en familia por los santos lugares, por la tierra que vio nacer y morir (y para muchos resucitar), a Jesús de Nazaret. Un viaje apasionante, conociendo lo que hizo cambiar el rumbo de la historia, nuestra realidad, cultura, fe y religión.
La semana en cuestión fue la de la decisión unilateral (o no), de Trump de elegir Jerusalén como capital de Israel. Ciudad dividida en cuatro partes que conviven en continua tensión, donde hay que abstraerse de lo que dicen los periódicos y disfrutar de la intensidad con la que esta gente vive.
Un lugar del mundo en el que encuentras contrastes en todos los sentidos, culturales, de educación, civismo, relaciones familiares y profesionales... donde yo intentaba fijarme en la tecnología y la realidad digital. Te das cuenta de que vivimos acelerados, creándonos necesidades, sin optimizar nuestro tiempo, ni gestionando bien nuestros pocos recursos... y que hay otra forma de vivir, más tranquila y pausada. Pero no sé si es la sociedad quién nos lleva a la rapidez o nosotros mismos con nuestra ambición.
Ahora bien, Israel ha sido siempre un país puntero en tecnología, en herramientas digitales de gestión publicitaria, adserving, data y gestión empresarial. Un país donde la publicidad exterior no te habla de perfumes, moda o entretenimiento, sino de sistemas de gestión, de cloud y ERPs. Recuerdo en mis comienzos digitales la empresa CheckM8, usada por todos los grandes portales, como una de las soluciones publicitarias más impactantes del momento (hace unos 20 años)... donde la creatividad te acompañaba en tu scroll!!! Era lo más.
Un país donde conviven los mejores ingenieros del mundo, donde sólo Microsoft tiene tres centros de I+D (el último abierto en Nazaret), con ingenieros de todas las razas y culturas. Israel es el tercer país del mundo en investigación y desarrollo.
Hace casi 10 años, la primera vez que visité Haifa, fotografiaba los edificios de Google y Yahoo! Hoy en día una agoniza, y a la otra se le complica su existencia con la ley que acaba con la neutralidad de Internet.
Israel tiene su propio complejo tecnológico, Silicon Wadi y parques tecnológicos como Malha y Har Hotzvim donde, por ejemplo, se emplaza el centro de ingeniería de IBM. Muchas de las empresas localizadas en estos complejos cotizan en el Nasdaq (con su propio índice local).
Por sus características orográficas y climáticas, es una de las grandes potencias en ingeniería fotovoltaica, agrícola, además de sanitaria, y por su constante tensión, de desarrollo militar, y por su capacidad económica, de fintech.
El estado israelí invierte mucho en formación, en ocasiones cercano al 9% de su PIB según a UNESCO, siendo en muchas ocasiones el segundo país mejor formado del mundo según la OCDE. La inversión en formación tecnológica y digital, el estar a la vanguardia de las tecnologías en formación universitaria, el preocuparse por ser una potencia en todos los sectores posibles, hace que a nivel universitario y postgrado, los títulos están completamente actualizados y en constante evolución... quizás un referente en el que fijarse, en tener como ejemplo y quitarnos los lastres de nuestra educación universitaria.
Y más importante, es el segundo país del mundo con más emprendedores, ejemplo de autoempleo. Me comentaban que el 40% de las nuevas empresas que nacen son startups, lo que le ha valido el sobrenombre de Startup Nation. 1.400 nuevas empresas tecnológicas anuales sólo en esta región. Así, la Universidad de Tel Aviv, tiene su propio centro de emprendimiento, StarTAU. Nos queda mucho que aprender...