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Peregrino; que el ritmo no pare

Publicado el 09 mayo 2016 por Fidelmartin

Proponerse hacer el Camino de Santiago es un gran reto; muchos días caminando, en la mayoría de los casos, bastante más de lo que caminamos a diario en nuestra vida cotidiana. Debemos, además, tener en cuenta que lo hacemos con una carga extra, la mochila con todo nuestro equipaje, que añade un factor más a tener en cuenta.

Una vez aceptado el reto y puestos en marcha la primera recomendación para afrontar cualquiera de las jornadas sería realizar un calentamiento, como si de otro deporte se tratara, que movilice los grupos musculares que más van a “sufrir”, como son todo el tren inferior (tobillos, rodillas y cadera) y el superior (hombros, brazos…). Hay que tener en cuenta que vamos a someter a nuestro cuerpo a esfuerzos a los que no está acostumbrado y con esto podemos minimizar el riesgo de lesiones y afrontar la marcha con más garantías.

No obstante esta y otras recomendaciones, evitar pesos inútiles, utilizar calzados adecuados, etc. No nos garantizan que no vayamos a sufrir ninguna lesión, por lo que vamos a intentar hacer un resumen de las más habituales e incluso incluir algunos consejos para tratarlas o minimizarlas. El primero es que cuando se sufra una lesión hay que ponerse en manos de un médico, que realice un diagnóstico y nos oriente sobre lo más conveniente.

Una vez hechas estas observaciones…¡Vamos a ello!, y comenzaremos por los pies.

AMPOLLAS

Es una de las lesiones más frecuentes entre cualquier caminante. Se producen debido al roce continuado de la capa exterior de la piel (epidermis) con la capa interior debido, en la mayoría de los casos, a un mal ajuste del calzado. Este roce repetitivo produce una inflamación que se “rellena” de líquido reblandeciendo la capa exterior de la piel.

Su prevención puede ser tan sencilla como utilizar calzado adecuado, ajustado a nuestra fisonomía, transpirable, etc. Utilizar calcetines adecuados también es importante, evitando pliegues… También existen tiritas especiales para este fin.

El tratamiento de las ampollas varía mucho dependiendo de su tamaño, localización e incluso de la procedencia del peregrino, ya que varían de unos países a otros. No obstante, aunque algunos lo desaconsejan, la mayoría de los que las han sufrido recomiendan pincharlas. Para hacerlo es aconsejable utilizar una aguja esterilizada (venden en farmacias), vaciar el líquido y dejarla respirar todo lo posible. Hay otras recomendaciones, basadas en experiencias y tradiciones, como son dejar un hilo “cosido” de forma que no se cierre y esté drenando de forma continua. No es lo más higiénico que sería aconsejable pero, en muchos casos, resulta práctico.

ESGUINCES

Se trata de una lesión que se produce en articulaciones por la elongación o rotura de sus ligamentos. Hablando del tren inferior los esguinces se producen, en su mayoría, en tobillo y algo menos en rodilla.

Se producen generalmente cuando se transita por terrenos irregulares por “mal paso” y el hecho de ir con sobrecarga (mochila) influye negativamente. Dependiendo de los daños sufridos los esguinces pueden tener consideración desde leve (ligera elongación de los ligamentos, la clásica “torcedura de tobillo”) hasta grave cuando se produce la rotura de estos.

La prevención de los esguinces de tobillo pasa por utilizar calzado adecuado, preferentemente de caña media o alta que proteja esta articulación. En este sentido muchos peregrinos ya están utilizando tobilleras deportivas estabilizadoras que aportan una sujeción extra a esta articulación.

El tratamiento de esta lesión para por la aplicación de frío y uno o dos días de reposo, además de la aplicación de cremas antiinflamatorias. Una vez hecho esto, normalmente quedan molestias y, ligera o moderada, inestabilidad que podría propiciar una nueva lesión, por lo que es aconsejable, ahora sí, el uso de tobilleras estabilizadoras.

En el caso, menos común, de un esguince de rodilla la cosa se complica, ya que esta articulación es, básicamente, la que soporta y mueve todo nuestro peso (y el extra).

Suponiendo que se trate de un grado leve o moderado podemos reforzar la rodilla utilizando rodilleras reforzadas, al menos, con armazón metálico lateral y articulaciones. Nos aportarán gran estabilidad y permitirán continuar con nuestro reto de terminar el Camino. Si se trata de una lesión de mayor gravedad deberemos plantearnos interrumpirlo.

   

FASCITIS PLANTAR – TENDINITIS DE AQUILES

La fascitis se produce por la inflamación de la fascia plantar situada, más o menos, a mitad de la planta del pie. Se trata de una lesión bastante frecuente en personas que caminan mucho, corredores, etc.

La prevención pasa, entre otras cosas y una vez más, por utilizar calzados adecuados. También es importante el control de la pisada, por lo que se realizan estudios de este tipo que determinan si es conveniente, por ejemplo, el uso de plantillas, taloneras de silicona, etc.

En lo referente al tratamiento hay mucha literatura al respecto con diferentes métodos, como las mencionadas plantillas o taloneras, tratamientos de fisioterapia de punción, e incluso unas tobilleras especiales que tienen un sistema patentado y, por casos que hemos conocido, funcionan y alivian el dolor que, en algunos casos, es incapacitante. El fundamento de esta es el de masaje constante durante la acción de caminar gracias a dos cámaras neumáticas conectadas situadas en planta del pie y envolviendo el tendón de Aquiles.

En cuanto a la tendinitis de Aquiles, generalmente, se produce por desequilibrios en el grupo muscular al que pertenece este tendón (gemelos e incluso la mencionada fascia plantar) su tratamiento puede ser similar o incluso el mismo y a la vez que el de la fascitis.

TENDINITIS

Se refiere a la inflamación de los tendones. Se produce en cualquiera de nuestras articulaciones (recordemos que en todas hay tendones que unen músculos y huesos) y, dependiendo dónde se localicen, pueden ser bastante incapacitantes.

Entre las más conocidas y habituales entre peregrinos en el tren inferior están las de Aquiles (mencionadas en punto anterior) y en la rodilla las de tendón rotuliano y tendón cuadricipital.

Si hablamos de las de rodilla podemos decir, una vez más, que se producen por las sobrecargas a las que sometemos a esta articulación, sumado el hecho de que se transita bastante por terrenos irregulares, lo que añade riesgo a sufrir estas sobrecargas.

La prevención podría pasar por tener una buena forma física, habiendo fortalecido convenientemente todos los grupos musculares del tren inferior, pero como esto no es así en muchos casos lo único que podemos hacer, además del calentamiento diario comentado al principio, es utilizar órtesis específicas para este tipo de lesiones, como son las cinchas rotulianas o rodilleras especiales que ejercen presión sobre estos tendones aliviando el dolor.

LESIONES EN LA REGIÓN LUMBAR

Nuestra espalda también está sometida a grandes presiones sujetando nuestro cuerpo y estas presiones se reparten entre todos los grupos musculares que se encuentran en el torso humano. Pero si hay uno que sufre especialmente es el grupo situado en la región lumbar. Sobre estos músculos recae, nunca mejor dicho, no sólo nuestro peso, sino el de la mochila que llevamos, por lo que las sobrecargas son muy frecuentes.

Insistimos una vez más en que es muy importante llevar a cabo un calentamiento antes de ponernos en marcha, a modo de prevención.

En cuanto a tratamientos podemos decir que el uso de fajas que refuerzan esa zona muscular es aconsejable. Existen en el mercado diferentes opciones que permitirán que encontremos la que más se adapte a nuestro caso.

– LESIONES EN REGIÓN ALTA Y CERVICAL

Durante el tránsito del Camino este tipo de lesiones son, en su mayoría, sobrecargas musculares, bien en la zona de hombros, cervical, etc. debidas a tener que soportar el peso de mochila, malas posturas, cansancio físico…

La prevención, como ya hemos hablado en otras zonas musculares, podría pasar por contar con una buena forma física específica en esa zona. No obstante detalles sencillos como una correcta colocación de la mochila o el uso de bastones para apoyo pueden ayudarnos a minimizar los daños.

En cuanto a tratamiento, en la mayoría de los casos, basta con un buen descanso, aplicación de frío y cremas antiinflamatorias o de recuperación.

Este tipo de lesiones, como las de la zona lumbar, son también firmes candidatas al uso de electroestimulación para su alivio o recuperación, por lo que cada vez son más los peregrinos que incluyen equipos de electroestimulación, con funciones tens para tratamiento del dolor, en su mochila. No ocupan mucho ni suponen un peso excesivo para los beneficios que, bien usados, pueden aportar.

  


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