Perezosas vacaciones...

¿Qué hace la gente en vacaciones? Según los entendidos, se divorcian. Sí, todos los años cuando se acerca la época estival, los noticiarios nos saturan con informaciones típicas del verano.  Que si la baja ocupación hotelera, que si el protector solar factor 278, que si las medusas asesinas... y por supuesto los divorcios.  ¿Qué por qué pienso en eso ahora? Porque en este momento, aunque no sea verano, yo estoy de vacaciones. Y claro con tanta noticia de nuevo Papa, princesas imputadas, fiscales y jueces que ya no juegan al tute, periodistas avispados que publican papeles con nombres y cifras, sin publicar los nombres o las cifras -y luego conceden entrevistas que no sabemos si cobrarán -pues que una siente que le faltan esas noticias insustanciales, repetitivas y muy, muy veraniegas.  De acuerdo lo reconozco, soy una pecadora muy tradicional.  Desvariando sobre estos temas estaba yo, cuando se me ocurrió una interesante idea que añadir, a los ya explorados temas de estos, nuestros domingos.  Tenemos el kamazzzutra de la pereza; lugares donde  ataca inoportunamente la pereza; ¿y qué tal? cosas que dan mucha pereza.

El divorcio.  Sí, una de esas cosas que aumentan durante la vacaciones, como habíamos dicho.  Dicen los expertos que es el resultado de convivir veinticuatro horas al día. Durante el resto del año, el trabajo remunerado y el que da la casa, no nos deja tiempo para pelearnos, es de suponer que tampoco nos lo deja para amarnos. Pero parece que eso podemos soportarlo, lo que no llevamos bien es encontrarnos con que nuestra pareja no luce en la playa, como la/el joven de veinti... lo que sea, que tenemos al lado. O que no recoge la ropa húmeda del baño, o que en vez de salir con nosotros a tomar un helado, prefiere quedarse en casa con el aire acondicionado a todo meter, viendo el fútbol o el salsa rosa, o lo que cada uno tenga a bien. No somos capaces de resistir quince días de vacaciones, y vamos y nos divorciamos. Pues qué queréis que os diga, a mi me da mucha pereza, eso del divorcio.   El reparto. De bienes, de hijos, de animales domésticos, de discos -acabo de delatar mi edad, cd's quise decir cd's  -, de amigos... mira que es difícil eso de repartir los amigos.
  Y después de la recuperación viene entrar de nuevo en el mercado. No me digáis que eso no da verdadera pereza. ¿Ligar de nuevo? No ¡horror!   Yo llego a casa, me agacho de forma insinuante a coger el lápiz que descuidadamente se ha caído de la mesa, y tengo la mitad del trabajo hecho, un trabajo que antes de empezar, sé a ciencia cierta que me dejará una sonrisa en los labios, en todos los labios probablemente.

   Ponte a buscar alguien que en primer lugar, te entre por el ojo; tiene que coincidir que tú también le gustes, y todo eso teniendo en cuenta que ya se nos han caído algunas cosas, a ellos el pelo y a nosotras las tetas, para más concreción. 

   ¿Y si no le gusta lo que ve? ¿Y si no te gusta lo que ves? ¡Dios que pereza!   Y ahora, vamos con otra postura del kamazzzutra.

Para esta solo necesitamos, una cama, una buena almohada y sueño.Dejaremos la mente en blanco y nos acurrucaremos en los brazos de Morfeo. La almohada frenará el ataque de las enriquecedoras babas de placer.
¡Vale! os dejo otra para compensar el exceso de ropa del modelo en cuestión.

Pues sí, este domingo estoy muy recatada.

Que tengáis una perezosa semana!