La perfección ¿sigue estando de moda? Esos clichés a los que nos tienen acostumbrados (y aún más acostumbradAs) la publicidad, los medios de comunicación, las gurús de belleza y estilismo, nuestra familia, nuestros vecinos…y hasta nosotros mismos. Hace no mucho leía que el feísmo era un valor en alza. En algún que otro estilismo como antitendencia (veánse las cangrejeras o riñoneras que han causado furor este pasado verano, tras años encerradas en el fondo de un armario desde los 80 o 90) y también como ingrediente indispensable para crear notoriedad en comunicación, cualquiera que fuera su forma: publicidad, música, fotografía…
Lo feo añade frescura, espontaneidad, tiene en definitiva un punto que genera simpatía. Eso está claro. Justamente a de este recurso ha tirado Intermarché en su última campaña, en la que las verduras más “feas” del supermercado y alejadas del lineal son un excelente ingrediente para deliciosas sopas o cremas. Esas verduras marginadas frente a sus compañeras más agraciadas, tienen un punto de genialidad, que es el valor que en Intermarché han sido capaces de adjudicarles: lo imperfecto es creíble, y por lo tanto crea empatía.
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Y si no os lo creéis, seguro que más de uno le está poniendo música a este post con un viejo éxito de Loquillo y su banda.