Revista Cultura y Ocio

Perfidia. James Ellroy

Por Mientrasleo @MientrasleoS

Perfidia. James Ellroy
     "Ahí: la farmacia Whalen, en la esquina de la calle Seis con Spring. Objeto de cuatro delitos recientes, CP 211: robo a mano armada.
     Esa tienda tenía la negra. Cuatro atracos en un mes auguraban un quinto. Seguramente era el mismo malhechor. Trabajaba solo. Se cubría la cara con un pañuelo y llevaba una fusca de cañón largo. Siempre robaba estupefacientes y el dinero de la caja."
     Es fácil que muchos hayáis visto a Ellroy estos días en los medios de comunicación. Y también es más que probable que, en caso de haber leído alguna de sus entrevistas, os hayáis quedado perplejos ante las respuestas que da: claras, concisas, directas, suyas. Así es su estilo, y así lo despliega en su última novela a lo largo de 700 páginas. Hoy traigo a mi estantería virtual, Perfidia.
     23 días de diciembre de 1941. Ese es el tiempo que transcurre en la novela. El primer día, 6 de diciembre, una familia de japoneses aparece muerta en su casa, los Watanabe. Al siguiente día Pearl Harbor, el contexto, la guerra, lo que implica para LA. Y esas muertes, que lejos de quedar ocultas, desencadenan una trama oscura llena de sangre, violencia y vicios, como si se tratara de un anuncio de lo que está por venir, convirtiéndose en la semilla de una historia que se despliega en negro ante los ojos del lector.
     Objetivamente Perfidia es una precuela de El cuarteto de Los Ángeles, así que iría justo antes de La Dalia Negra, El gran desierto, LA Confidential y Jazz Blanco. Por eso encontramos en ella a ya viejos conocidos, aunque en este caso los veamos más jóvenes. Así nos encontramos al sargento Dudley Smith, un hombre violento, terrible y sin escrúpulos, un personaje realmente titánico, William H Parker, que lejos de ser el contrapunto o la contención de Smith, es incluso peor, Hideo Ashida, un inteligente forense japonés que deberá de dejarse caer en la sombra, por supervivencia y a Kay Lake, la verdadera femme de la historia. Por supuesto no están solos, hay alcaldes corruptos, prostíbulos y prostitutas, mafiosos, racistas, homófobos, más corruptos, asesinos, drogas, guerra, cirujanos, sexo y todo lo que uno pueda imaginar que salga de la pluma de un autor que es conocido como el Perro Rabioso de las letras.
     Si la trama principal es el asesinato de los Watanabe, o supuesto suicidio, poco a poco nos van convenciendo de que a quién le importan estas muertes. Comenzamos a caminar por un entramado en el que la sociedad se revuelve, el racismo, internamientos japoneses, muertes y bajos instintos consiguen que olvidemos, a ratos, el punto de partida. Hay demasiados lugares a los que mirar, Ellroy siempre ha sido excesivo y lo sigue siendo: de la sucesión de hechos al estilo narrativo, sonoro, directo, exhibicionista. El lector no puede evitar seguir leyendo una novela que ha reconocido como algo grande desde las primeras páginas, porque si algo destila esta historia, es la sensación de estar ante una gran historia. Olvidémonos de las novelas negras convencionales, del simple entretenimiento; esto es mucho más. Aquí no hay buenos ni concesiones de ningún tipo, no hay héroes y poco importa si el mundo los necesita. No se confía en nadie, y tampoco en la policía, o tal vez aún menos en ella. Es el mundo del autor, un reflejo, o una sombra del real por el que tampoco le importa pasear a personajes reales. De hecho, Joan Crawford o Bette Davis aparecerán entre sus páginas, aunque su aparición quede muy lejos de buscar conseguir un realismo en la historia, no es esa su función.
     La novela negra va ganando terreno poco a poco en el gusto de los lectores y en el panorama literario actual, pero clasificar de simple novela negra este título sería quedarse corto. Perfidia es una novela de bajos instintos que no se puede dejar pasar.
     Y vosotros, ¿me recomendáis una novela negra?
    Gracias
   

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