Revista América Latina
El Presidente electo de México para el período 2012-2018, Enrique Peña Nieto (PRI), realiza junto con el actual Presidente Felipe Calderón (PAN) los trabajos de transición gubernamental, que habrán de concluir el próximo primero de diciembre.Es evidente, sin embargo, que ambos personajes no van de acuerdo en puntos de especial trascendencia, como lo muestran las últimas noticias sobre la lucha contra el narcotráfico, que según declaraciones del Presidente Calderón, debe continuar conforme a la actual estrategia, mientras que el Presidente electo anuncia cambios importantes, para poner énfasis en la seguridad de la población.Todo indica que Calderón no acaba de comprender que con su estrategia antidrogas no sólo acabó con su partido, sino que fracasó rotundamente en su objetivo de darle seguridad al país. En el equipo de Peña destacan ex funcionarios mexiquenses, es decir, gente de todas sus confianzas, además de la ex perredista Rosario Robles y el ex panalista Roberto Campa, encargados, respectivamente, de la política social y del renglón de seguridad.Dentro del nuevo equipo presidencial figura Luis Videgaray, considerado como el hombre fuerte del régimen, ya que es el coordinador general de transición y tiene en sus manos tareas tales como la generación del Programa Nacional de Desarrollo.De igual manera, Miguel Ángel Osorio Chong se perfila como secretario de Gobernación, al quedar en sus terrenos las funciones del ministerio del interior.Durante las próximas semanas seguirá definiéndose, de manera más clara, el equipo que acompañará al nuevo Presidente. Esto es del mayor interés para los mexicanos, ya que de este equipo dependerá en gran medida el éxito de su gobierno.Obligación fundamental de los ciudadanos, en una democracia como la nuestra, es mantenernos al pendiente de estas designaciones, para comprobar que los nuevos funcionarios sean gente capaz, honesta y con espíritu de servicio, condiciones indispensables para sacar adelante al país.En el mismo sentido, habrá que estar muy atentos para que si alguno de estos funcionarios incumple sus obligaciones, no esperar meses y años para exigirle al Presidente su destitución, sino hacerlo de inmediato, una vez que se tengan pruebas suficientes de su mal desempeño.En otras palabras, démosle al nuevo Gobierno el tiempo perentorio para que enderece el rumbo; si no lo hace, reclamemos.