Es muy controvertido pedir aplausos para los demás, aunque sean muy merecidos. Porque no a todos le cae bien, no todos votan a su supuesto partido favorito; no todos participan o entienden el esfuerzo que ha hecho para recuperar el patrimonio de su provincia, de su tierra, que es la nuestra. Hoy a todo le sacamos filo y todo se lleva a la escena política, a las simpatías que uno muestra hacia un determinado partido o hacia un medio de comunicación que ha perdido su neutralidad para convertirse en defensa a ultranza de una organización.
José María Pérez "Peridis" | @Visto en la GuiaGo
Javier Moreno Lázaro, catedrático de Historia e Instituciones Económicas por la Universidad de Valladolid, hacía un canto a finales de octubre de José María Pérez “Peridis”, embajador de la montaña palentina, a quien debemos la reparación de muchas iglesias de nuestro entorno, el auge del románico, la restauración del Monasterio de Santa María la Real, y tanta promoción de un arte que se ha convertido en nuestra mayor esperanza.
Javier Moreno nos ha interpelado a todos, nos ha zarandeado para que le digamos el motivo de ese silencio, de ese letargo que nos impide mencionar al artista, condecorarle, dedicarle una calle… Nada.
Insisto en la controversia porque ya no hay ideas diferentes, ya no hay partidos con propuestas distintas, solo vemos enemigos de España en quienes militan en otro frente, y en estas condiciones un recorrido muy breve ha de tener el reconocimiento a quien debemos el mantenimiento y la universalización de este extraordinario patrimonio que tenemos y que publicitamos en la medida de nuestras fuerzas.
Además, yo creo que Peridis no pretende reconocimientos de nadie. Ha hecho lo que ha podido, lo que le pedía el cuerpo y el sentido común, aplaudido y apoyado por mucha gente que deja un momento las suposiciones y las inclinaciones de cada uno para fijarse en el hombre.
Si es cierto que un aplauso o una mención alimentan el ánimo, pero un artista, un románico como él seguirá romanizándose y romanizándonos hasta el final de sus días al margen de un reconocimiento. El amor hacia algo o hacia alguien se demuestra andando, sin esperar esas recompensas que propone Javier, por otra parte, tan merecidas.