
De Bordeaux a Perigueux se circula por autopista, alcanzando un pueblo francés famoso por su foie en diversas formas; a mi personalmente, me gusta en “micuit”, acompañado de un buen champagne o cava de la región, que tanto da; al fin y al cabo, los galos en el asunto este de los vinos, saben un rato largo y pueden presumir ofrecer de los mejores caldos del mundo. Pues bien, un ciudadano vasco, español por tanto, pero vasco, fue detenido cuando se encontraba detenido cerca de Burdeos y siendo incapaz de soplar, se le llevó a un hospital cercano en el que la alcoholemia detectada fue de 4.75 gramos por litro.
Esa concentración de etanol en sangre está próxima a la muerte y dudo bastante de que el resultado sea correcto, pues con 4 gramos el deterioro del nivel de conciencia es severo y con 4.75 la posibilidad de que le llegue la muerte es elevada.
En todo caso, prefiero quedarme con la parte anecdótica del asunto; al fin y al cabo no sucedió nada y supongo que, tras la resaca y la sanción, nuestro compatriota pudo volver a una vida normal; digo que, insistiendo en el lado humorístico, este recordo de alcoholemia, posiblemente la más alta detectada nunca en un conductor a bordo de su vehículo, la ostenta un español y, como no podía ser de otra manera, vasco. Del mismo Bilbao, vamos.
