David Gardner, jefe de Internacional del influyente diario económico británico Financial Times, publicó hace unos días un artículo conminando a los gobiernos español y británico a seguir sus consejos para superar el separatismo de numerosos catalanes, vascos y escoceses.
Tituló “España y Gran Bretaña no deben temer la palabra que empieza con F…”, cuando esa F del inicio sugiere un acto sexual en malsonantes palabras en inglés. Luego, aclara su broma de la F: se refiere al federalismo.
Olvida o desconoce que España facilita un autonomismo-federalismo más avanzado que el que tienen Escocia o Irlanda del Norte –el IRA es un movimiento separatista-terrorista, aunque ahora, como ETA, no asesine--, con lo que demuestra poco rigor porque esa diferencia es fundamental.
Muchos de los independentistas catalanes, que no saben cómo salir del embrollo en el que se metieron porque no tiene salida, han aplaudido en los medios de comunicación la propuesta de Gardner, igual que los desorientados dirigentes socialistas.
Ya tenemos al periodista británico como gurú del futuro de España, con políticos que lo aplauden como si hubiera descubierto Plutón, planeta explorado ya por España con los estatutos de autonomía, más avanzados en algunos aspectos que el federalismo alemán.
Lo interesante es que Gardner demuestra nuevamente que a los periodistas nos gusta mucho gobernar, y que hay gobernantes ingenuos que hasta nos hacen caso.
Entre los periodistas circula, como advertencia para controlar nuestros impulsos gubernamentales, la anécdota de uno de los vicarios del franquismo, Pedro Gómez Aparicio, que escribía en 1951 envanecido por su importancia en la prensa del Régimen: “Advierto por última vez al Kremlin”…
Y temblaron el Kremlin y Stalin como ahora Moncloa y el 10 Downing Street con la advertencia “por última vez” de David Gardner.
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SALAS