Periodismo indocumentado

Circula por YouTube y conserva notable presencia en otros medios de comunicación el debate sobre Venezuela, el chavismo y Pablo Iglesias Turrión que acaban de mantener en televisión la musa del periodismo llamado progresista, la atractiva Beatriz Montañez, y el veterano cantante y empresario, Bertín Osborne. 

Montañez, siguiendo la línea ideológica que Iglesias Turrión, defendió como democrático el régimen venezolano, que consideró superior al español, idea que Osborne rebatió describiendo el desastre creado por los bolivarianos asesorados por los líderes de Podemos. 

El cantante, casado con una venezolana, contó que su suegro tuvo que defender un rollo de papel higiénico que había conseguido y que querían arrebatárselo, y que el general encargado de las compras de alimentos en el exterior le exigió una elevada mordida para hacerle un pedido del aceite que produce su empresa. 

No incidió en los 25.000-30.000 asesinatos anuales en el país, en el espionaje y la persecución de opositores, el acoso y derribo de medios informativos no chavistas, ni en la carencia creciente de bienes de primera necesidad, antes abundantes y de acceso a los más pobres. 

Montañez, de 37 años, negaba todo e insistía en lo ejemplar que era la democracia venezolana, aunque reconocía desconocer el país de Chávez y Maduro. 

No se trata de elevar a ley general la anécdota de una periodista con respecto a un país que está hundiéndose entre la incompetencia y la corrupción, sino de señalar cómo los prejuicios ideológicos y el fanatismo antisistema democrático europeo, como el español, ciegan a demasiados periodistas admirados por su físico y su irreflexivo desparpajo. 

Su dogmatismo los alía con dictadores, hace que endiosan a los Castro, a Chávez, y a los nuevos Lenin de cualquier facultad de Políticas, revolucionarios tan desconocedores del mundo como esta musa cuyo atractivo y cuchufletas desinhibidas influyen en mucha gente capaz de votar pese a su vacuidad intelectual.

-------

SALAS