Todo lo bueno se acaba. Y después de cinco días en Irlanda, cuatro en Pamplona y otros cuatro en Madrid disfrutando al máximo de la ciudad a pesar de la lluvia, se han acabado las vacaciones de Semana Santa. Pero no me puedo quejar. Pablo y yo hemos aprovechado estos últimos cuatro días para ir al teatro (nos hemos reído muchísimo con Mi primera vez, en el Teatro Alfil, os lo recomiendo a todo el mundo), para cenar en un restaurante etíope y en otro griego, para ver una exposición de Alejandro Magno, visitar el Museo del Romanticismo y el museo arqueológico de la estación de metro de Ópera, para ver Cometas en el cielo y hasta para encargar nuestro ex libris, que teníamos ganas desde hacía mucho tiempo.
Y, por supuesto, como el sábado era el Día del Libro, también pasamos la tarde en varias librerías y al final nos compramos Plinio, primeras novelas, que incluye las obras de Francisco García Pavón Los carros vacíos, El Carnaval y El charco de sangre. También compramos En picado, de Nick Hornby, y El sanador de caballos, de Gonzalo Giner, así que nosotros ya estamos listos para la lectura conjunta de esta novela. A ver si dentro de poco publico una entrada para que, entre todos, fijemos las fechas de la lectura conjunta y, más adelante, de la excursión a Ciudad Real. Por supuesto, podéis ir dejando vuestros comentarios diciendo cuándo preferís hacer la lectura conjunta ya que, seguramente, la excursión sea después del verano, entre septiembre y octubre.
Y para que este lunes de vuelta de vacaciones no se os haga tan duro y gracias a Carol, del blog La Guarida, volvemos a tener una nueva entrega de la sección Periodismo para reír... o para llorar. ¡Muchas gracias por acordarte de mí y enviarme esta divertida errata publicada en Yahoo!
No, no os asustéis, no es que la actriz Amaia Salamanca se haya vuelto lesbiana y se haya echado novia de la noche a la mañana. Es que el periodista o la periodista de Europa Press que redactó esta noticia cambió el nombre de su novio, Rosauro, por el de Rosario, tanto en el titular como en el pie de foto.
Además, cuando en el texto por fin acierta y le llama por su nombre, se toma demasiadas confianzas con él y escribe el Rosauro, en la tercera línea empezando por el final.
Ya veis, me parece a mí que quien redactó esta noticia era un hombre al que no le hizo mucha gracia la historia de amor de Amaia Salamanca y o bien estaba demasiado alterado y no daba una, o quería vengarse, quién sabe.
De todas formas, deciros que Rosario también es un nombre masculino, al menos yo conozco a un hombre que se llama Rosario y en la serie de televisión La que se avecina durante varios capítulos le han sacado mucho jugo a un malentendido con un hombre que se llamaba Rosario Parrales.
Abrazos periodísticos para todos.