Revista África

Periodista: profesión de alto riesgo en Sudán del Sur

Por En Clave De África

(AE)
Antes de partir para Addis Abeba, donde tenía que ir a firmar el endeble acuerdo de paz entre las facciones enfrentadas del Sur Sudán, al presidente Salva Kiir le crecían los enanos. Viéndose en el aeropuerto Periodista: profesión de alto riesgo en Sudán del Surde Yuba rodeado de una gran presión para no echarse atrás en el último momento por parte de organizaciones de derechos humanos, en un cierto momento no dudó en amenazar con al gremio periodístico diciendo que “se encargaría” de aquellos periodistas que se dedicaran a trabajar contra el gobierno y contra el país.

Asociaciones de protección a periodistas y otras instituciones que defienden la libertad de expresión no tardaron en dar conocimiento de las palabras que había dicho el presidente.

Tres días después, Peter Julius Moi, un reportero del semanario The Corporate y colaborador de la publicación quincenal New Nation, fue tiroteado en la espalda, muy cerca de la base de las Naciones Unidas, muriendo instantáneamente. Quiénes fueron los autores y las razones de tal asesinato siguen siendo un gran interrogante, el presidente Obama no tardó en enviar un mensaje de condolencia a la familia y una demanda de investigación a las autoridades sursudanesas, pero está claro que, después de haber hecho una afirmación tan categórica con respecto a este colectivo, muchas de las miradas se dirigieron al Jefe de Estado, pidiendo una explicación acerca de la posible intervención de las fuerzas de seguridad.

Hasta ahora, nadie se ha pronunciado al respecto. Los diferentes medios de comunicación en Sur Sudán declararon un apagón mediático de noticias durante 24 horas para protestar por la muerte de su colega y por la actitud de un gobierno muy poco acostumbrado a la libertad de expresión, donde publicaciones, rotativos y emisoras de radio son cerrados a placer simplemente porque sus contenidos no son en conformidad con las versiones oficiales de los eventos o con la línea editorial que el gobierno quiere representar.

Este es el séptimo periodista sursudanés asesinado en este año, en un país que cada vez baja más en el ránking de la libertad de expresión. Sólamente en Enero, un grupo de seis reporteros fue asesinado en una emboscada en la zona del Bahr-el-Gazal occidental. El informe de Reporteros Sin Fronteras relativo a los incidentes con periodistas y medios de información en Sur Sudán es todo un rosario de despropósitos y de acciones violentas cuya responsabilidad queda siempre diluída en la impunidad del estado.

Es curioso que durante casi toda su vida los sursudaneses tuvieron que vivir bajo el yugo del extremismo religioso preponderante en Jartúm y el resto del país, con unas activísimas agencias secretas de seguridad que hacían “desaparecer” a cualquier elemento incordiante. La sangrienta guerra civil concluyó, la ansiada independencia llegó... pero después de cuatro años la esperanza de un nuevo país basado en nuevos fundamentos de tolerancia, diálogo y paz no deja de difuminarse ante la dura realidad de un país inmerso todavía en un complejo conflicto y cuya clase dirigente sigue teniendo en su DNA la violencia y la represión como herramientas a las que se puede recurrir cuando las circunstancias así lo requieran. Qué paradoja, después de decenios de injusticias y de persecución: La opresión y la violencia siguen, sólo han cambiado el color de piel, la lengua y la apariencia del opresor.


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