Veamos en qué consiste este periodo de adaptación escolar y qué es lo que podemos esperar que ocurra con nuestros hijos más pequeños, aquellos que entran por primera vez en el cole o los que cambian de etapa, pero también para los que cambian de cole o a los que les suele costar volver a empezar.
El periodo de adaptación escolar es un proceso durante el cual el niño se integra a la escuela y termina cuando asiste a ella con normalidad.Esto significa que nuestros hijos:
- necesitan aprender a convivir con un adulto (tutor/a) que no es su figura de apego o educador habitual (madre/padre/abuelos);
- que debe aprender a relacionarse y ser aceptado por un grupo de niños y niñas a los que no conoce y que formará parte de sus grupo de iguales;
- que debe separarse de casa, el lugar que conoce y se siente seguro, para aprender a moverse por unos espacios desconocidos y que poco a poco tendrá que aceptar y hacerlos parte de su día a día;
- que debe aprender nuevas normas y rutinas, muy probablemente diferentes a las que hasta hoy tenía;
- que necesita aprender a utilizar nuevos materiales y formas de trabajar con ellos;
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Los cambios que el inicio del cole provoca en nuestros pequeños los podremos observar tanto a nivel comportamental como emocional, pueden provocar cambios en el apetito, rabietas frecuentes o incluso problemas en el control de los esfínteres. Lo más común es que se sientan cansados, irritables e inapetentes, síntomas que tras 2 o 3 semanas acaban por desaparecer.
¿Qué podemos observar o esperar durante este periodo de adaptación escolar?
Veremos que en muchos casos nuestros hijos estarán más cansados, irritables y nerviosos de lo común, por lo que es frecuente que por cualquier motivo entren en rabietas o llantos sin motivo aparente. Ante este tipo de situación debemos responder con calma, comprensión y ofrecerles el consuelo que necesitan, puesto que el estrés al que se ven sometidos durante estos días es muy grande.Podremos observar cambios en sus pautas de sueño y/o alimentación. Es frecuente que tengan problemas para conciliar el sueño o se muestren inapetentes. Mantener una actitud serena y tranquila sin presionarles para que coman o insistir en que se vayan a la cama una y otra vez será la mejor ayuda que podamos ofrecerles. Debemos ser comprensivos y en lugar de forzar es mejor esperar a que la normalidad vuelva de nuevo a nuestras vidas, ayudando con baños relajantes tras el cole, disminuyendo el estrés adicional que nuestro día a día puede causarles y consolándoles si necesitan que estemos a su lado para dormirse.
Es común que lloren cuando deben volver al cole y que nos digan una y otra vez que no quieren ir. Dejar que nos expliquen qué les pasa y porque no quieren ir ayudará a que se sientan comprendidos y por tanto mucho mejor. Decir que no lloren es una negación de sus sentimientos y por tanto una forma de ignorarles. Debemos dejar que se expresen, que lloren lo que necesiten y ser capaces de transmitir la sensación de que el cole es un lugar seguro, un sitio donde poco a poco irá conociendo a nuevos amigos y un lugar donde podrá aprender junto a otros niños y niñas como él.
Los síntomas del periodo de adaptación escolar son distintos de un niño a otro, incluso entre dos hermanos, por lo que unos los acusarán más que otros. La recomendación es tener paciencia a raudales y ser tan compresivos como nos sea posible, éstos son momentos que nuestros pequeños necesitan más que nunca sentirse apoyados y comprendidos.
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