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Periodo KamakuraPeriodo Kamakura, época de la historia de Japón que transcurrió desde 1185 hasta 1333, la cual recibe dicho nombre por ser la ciudad de Kamakura la sede del gobierno. Durante el periodo Heian (794-1185), la corte imperial no había conseguido impedir el aumento del poder de las provincias en detrimento del poder central, ni evitar el surgimiento de las pujantes familias de guerreros. A mediados del siglo XII, la corte era incapaz de detener la creciente influencia de los guerreros en la capital, especialmente de los linajes conocidos como Minamoto y Taira, pues carecía de aliados a los que recurrir en caso de que se produjeran rebeliones. En la década de 1180, la familia Taira se instaló en la corte, mientras que la Minamoto se estableció en las provincias; pero en 1185, el clan Minamoto, liderado por Minamoto Yoritomo, se alzó en armas contra los Taira y los aniquiló en la batalla naval de Dannoura. Yoritomo estableció su bakufu (‘gobierno militar’) en Kamakura (cerca del actual Tokio), en lugar de hacerlo en la antigua capital, Kioto, y hacia el 1192 había extendido su poder militar sobre todo Japón. La corte le concedió ese mismo año el título de sogún, que pasó a ser hereditario para todos los líderes del bakufu.Yoritomo debía su éxito al apoyo de los guerreros samuráis, cuyo número había aumentado en las zonas rurales durante el periodo Heian. Como muestra de gratitud, repartió los cargos de shugo (guardianes encargados de mantener el orden en las provincias) y de jito (administradores que supervisaban las haciendas particulares y públicas) entre los guerreros. Con la aplicación de esta medida, los guerreros pasaron a disfrutar por vez primera de un papel en la sociedad y de cierta estabilidad económica. Los aristócratas y los monjes de los templos continuaron siendo los propietarios legales de las tierras, pero los administradores militares eran los que gobernaban realmente en estas propiedades, enriqueciéndose con frecuencia a través de su gestión. Los derechos vinculados al cargo de jito pasaron a ser hereditarios, aunque los miembros de este grupo no eran los propietarios directos de las tierras, como ocurriría posteriormente con los daimios. Los guerreros también comenzaron a ocupar un lugar en la literatura japonesa a medida que el centro de la producción literaria dejó de ser la corte, y sus hazañas fueron celebradas en narraciones épicas como el Heike Monogatori (Cuentos del clan Taira), que relata el trágico final de los Taira. Algunos grandes poetas de este periodo, tales como Saigyo, pertenecían a la clase de los samuráis; otros eran aristócratas dedicados a divulgar el legado cultural de Japón (Fujiwara Teika) o monjes (Kamo no Chomei).Después de la muerte de Yoritomo, en 1199, el linaje de los Minamoto mantuvo el título de sogún, pero el poder efectivo pasó a manos de la familia de su esposa, los Hojo, en virtud de un sistema de shikken (‘regentes’). Los regentes Hojo controlaron el bakufu y defendieron esta institución cuando se vio amenazada, como ocurrió durante los disturbios Jokyu (1221), en los que el emperador retirado Go-Toba intentó derrocar a los Hojo y restablecer el gobierno imperial. Esta rebelión fue sofocada sin dificultades, Go-Toba fue condenado al exilio, el emperador reinante fue sustituido por un príncipe más sumiso y se nombró a dos delegados para vigilar las actividades de la corte de Kioto. El gobierno de la familia Hojo fue eficaz y ampliamente respetado por las restantes grandes familias, a las que se permitió participar en el Consejo de Estado a partir del 1225. En 1232, se elaboró un código legal en el que se establecieron los derechos y deberes de los guerreros. Esta medida presagiaba el final del sistema legal de inspiración china, el ritsu-ryo, introducido durante el periodo Nara.El periodo Kamakura también fue testigo del auge de varias ramas del budismo, en una época en la que las creencias populares del budismo de la Tierra Pura predicadas por los profetas Honen y Shinran rivalizaban con las creencias zen de Dogen y con el discurso nacionalista de Nichiren. El zen reflejó su influencia en la grandes esculturas de Unkei y otros maestros del periodo, e introdujo los elementos básicos de la ceremonia del té. Mientras que el zen promocionó los valores artísticos e intelectuales, las demás sectas favorecieron una mayor implicación del budismo en la vida pública.A finales del siglo XIII, Kublai Kan había establecido un Imperio mongol en China y dirigió su atención hacia Japón. Dado que la familia Hojo se negó a someterse a su control, el Emperador mongol lanzó una invasión sobre el archipiélago en 1274. Un enorme ejército compuesto por 150.000 hombres arribó a la bahía de Hakata, situada en Kyūshū, pero la firme resistencia de los japoneses les impidió avanzar y la flota quedó destruida a causa de una tormenta —el famoso kamikaze (‘viento divino’)—. Los mongoles volvieron a atacar Japón en el 1281 con similares resultados. Nunca llegó a producirse el tercer y prometido ataque; sin embargo, la familia Hojo se vio obligada a disponer medidas defensivas hasta finales del siglo. Puesto que no había botines de guerra, los Hojo no podían recompensar a los guerreros que habían participado en la defensa del país; de este modo, su régimen se fue debilitando por falta de apoyo.A principios del siglo XIV, el emperador Daigo II Tenno, que deseaba restablecer el poder de la familia imperial, comenzó a conspirar contra el sistema bakufu. Fue enviado al exilio, pero sus seguidores prosiguieron con sus planes y los Hojo enviaron a Ashikaga Takauji a la cabeza de un ejército para derrotarlos en el 1333. No obstante, Takauji se revolvió contra la familia Hojo y, al cabo de dos semanas, tanto la regencia de los Hojo como el bakufu Kamakura habían concluido y daban paso a la denominada restauración Kemmu. Los supervivientes del clan Hojo se suicidaron en Kamakura.
