Revista Cultura y Ocio

Permafrost. Eva Baltasar

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Permafrost. Eva Baltasar
     "Se está bien aquí- Por fin. Las alturas tienen eso: cien metros de vidrio vertical. El aire es aire en un estado superior de pureza, y por eso, además, parece más duro, por momentos casi compacto. Se cierne cierto olor a ferretería. La capa de ruido pesa como hollín y se mantiene latente, allí abajo, como un ojo de petróleo finísimo, crujiente, una suerte de regalo negro y brillante".
     Hay libros que llaman la atención desde el primer momento y uno sabe que no tardará en leerlo. Eso me sucedió con el libro que hoy traigo a mi estantería virtual. Se trata de Permafrost.
     Conocemos a una mujer sin nombre que nos relata su vida en primera persona. No nos contará los hechos que han ido sucediéndose en su vida, pero si su evolución personal, sus dudas, pulsiones y descubrimientos en un monólogo con saltos temporales que permitirá al lector conocerla.
     Permafrost, publicado bajo el título Permagel en catalán, con el que obtuvo el Premi Llibreter 2018, hace referencia en ambos idiomas a la capa de tierra que, sin necesitar estar cubierta de hielo, permanece congelada. Algo así supongo es la intención de la protagonista, quien opta por protegerse del mundo a la vez que lo explora.
     Narrado en primera persona, no necesita la autora ni quiere tampoco poner un nombre a su protagonista para conseguir de este modo que cualquier lector encuentre un resquicio propio entre sus pliegues. Y así es como descubrimos a la protagonista, una mujer asfixiada por el mundo, con miedo a defraudar a su madre, esa eterna mujer que todo "lo sabía" una vez sucedido, todo lo controla mientras está sucediendo y "todo lo sufrió" en el pasado. Y es que nuestra protagonista quería estudiar arte, algo que le supuso casi tanto placer como cargo de conciencia asumido por las reacciones familiares. A fin de cuentas, su familia es tan diferente a ella que no sabemos si la rechaza o simplemente se aleja en un intento de no quitarse esa coraza que le vamos viendo relumbrar página tras página. Ella, que no encaja con su hermana, su opuesta, recuerda cuando un día quiso tener otro hermano, tal vez para no sentirse tan sola. Ella que no permite que nadie se le acerque, que piensa en la muerte como fin último de la vida, como halcón que acecha o tal vez como puerta de salida cuando las cosas se pongan peligrosas para alguien que parece empeñado en no sentir. Así es ella. Y la vemos descubrir el sexo, su homosexualidad que no pasa en este caso por ninguno de los traumas que vienen siendo comunes en la literatura, si que se convierte en una búsqueda constante del sentimiento de estar vida, y también en una huida cuando la otra parte se acerca demasiado a ella, quizás por temor a que esa coraza suya llamada permafrost se ablande. Ya en la primera parte del libro Eva Baltasar desnuda a su protagonista cuando se compara con un hermoso pez que decora las mesas de un restaurante en una pequeña pecera decorativa que a veces acaba siendo utilizada a modo de cenicero. Pocas veces he visto una imagen tan certera y un desnudo tan integral de todo aquello que se va a desarrollar en las páginas siguientes. Y también, por qué no decirlo, de los miedos comunes, acercarse a la posibilidad de que alguien nos dañe de verdad. Quizás por eso la protagonista parece no temer a la muerte, incluso la busca en una suerte de tendencias suicidas que a mi no me ha quedado claro si no son en realidad un mantra que le otorga la falsa seguridad de una salida rápida  fácil si las cosas se ponen "peligrosas".
     Permafrost es una de esas historias de vida que crecen y se interpretan a gusto del lector, que se sentirá más o menos unido a la protagonista en función de las partes compartidas. Escrita de una forma sencilla pero extremadamente cuidada, es fácil caer en la tentación de comprender a su protagonista y defenderla, una mujer que es más dura de lo que puede parecer, pero no por tratar de blindarse al mundo, sino por mostrar en estas páginas sus miedos y debilidades.
Una primera novela muy prometedora que obliga a tomar buena nota del nombre de su autora.
     Leía esta semana sobre la diferencia para el lector entre libros escritos en primera o tercera persona. Decidme, ¿qué preferís vosotros?
     Gracias.

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