Pero, ¿le han buscado?

Estos últimos días leo en diferentes medios que el juez instructor del caso Nóos se ha visto incapaz de encontrar a Francisco Camps para que declarase por su posible implicación en el citado caso. Según se informa desde diferentes medios, el que fuera presidente de la Generalitar Valenciana se encuentra en paradero desconocido, cosa que, por otro lado, tampoco me sorprende teniendo en cuenta que vivimos en un país de pandereta en el que parece que, a partir de ciertos niveles, uno puede pasarse las leyes por el arco del triunfo y aquí no ha pasado nada. Y es que, ¿nos apostamos algo a que, si el llamado a declarar, en lugar de llamarse Francisco Camps y ser ex presidente de la Comunidad, se llamase José Hernández y fuese electricista autónomo, a los diez minutos ya le estaría en el juzgado esposado ante el juez? ¿Qué podemos esperar de un país con una justicia como la nuestra (leer artículo), en el que algunos parece que se nos ríen en la cara y encima son aplaudidos y jaleados?
Lógicamente, en momentos como este me pregunto lo mismo que se deben estar preguntando muchos españoles en estos momentos: ¿Realmente lo han buscado o simplemente han hecho el paripé de hacer como que hacen algo y a ver si cuela? Y es que, a ver, que lo haga yo, que fuera de mi entorno más cercano no tiene por qué conocerme nadie, tiene un pase, pero es que estamos hablando de una figura pública como es el ex presidente de una comunidad autónoma que ha salido en los medios de comunicación infinidad de ocasiones durante estos últimos años, principalmente por razones de corrupción, pese a lo cual él sigue tan campante y encima se permite el lujo de no declarar ante un juez, tras lo cual me viene a la cabeza la pregunta ¿de qué tiene miedo? Porque a un servidor, al igual que a otros muchos, le viene a la cabeza, viendo esta clase de comportamientos, aquello de que “piensa mal y acertarás”. ¿Acaso no quiere declarar porque tiene algo que ver con el caso? A ver si el bueno de Paco estaba metido en el ajo, al igual que Rita Barberá, también llamada a declarar.
Y es que, a estas alturas de la película, yo ya me lo creo todo. Desgraciadamente, vivimos en un país en el que la principal premisa es la de “coge el dinero y corre”, además del intentar meterse en todos los chanchullos posibles. Total, saben perfectamente que no les van a decir nada más que un par de palmadas en el culete mientras les dicen que han sido unos niños muy malos y que no lo vuelvan a hacer. Eso sí, a cualquier persona que roba un paquete de pañales para su hijo porque no puede pagarlos debido a que está en el paro, a este sí que se asegurarán que le caiga todo el peso de la ley, que para eso está la justicia en este país: para perseguir a las clases bajas y asegurarse de que a las clases más altas no solo no les pase nada de nada, sino que aparezcan más tarde como víctimas inocentes de algún tipo de conspiración judeo-masónico-izquierdista contra su persona. Y así nos va…