Ahora, resulta que era verdad eso de que aquí, en España, el más tonto hace relojes.
Para mí, al menos, una cosa ha quedado clara en estos últimos 8 años de gobierno de Zp: que si la llamada izquierda, que tiene de tal lo que yo de santo, volviera a ganar un día, lo que es absolutamente imposible por las razones que, a continuación, vamos a exponer, su “reinado” duraría menos que un estornudo porque, ya lo hemos visto, la más poderosa y canallesca de la prensa del mundo tumbaría a su representante en un santiamén.
Lo que dicho, en otros términos mucho más fáciles de asimilar, preparémonos todos, para un interminable reinado de la ultraderecha porque ésta se ha adueñado para siempre del que dicen que es el 4º poder pero que, para mí, es el 1º y, si no, que se lo pregunten a Belén Esteban o a Cristiano Ronaldo.
Recuerdo que la pobre de mi suegra, que en gloria la tenga el Señor, pero que no la deje salir nunca de allí, cuando quería decir que algo era verdad pero verdad de la buena decía: “ lo ha dicho la radio” y riámonos todos de los dogmas de la Iglesia Católica.
Pues, bien, la radio, la tv y los periódicos han dicho que la izquierda es una puñetera mierda y la ultraderecha, pan bendito, y frente a esto, ¿qué se puede hacer, si todo el mundo babea, como un Rajoy cualquiera, frente a la susodicha Belén o el no menos susodicho Ronaldo?
De nada sirve que la referida Belén sea lo más nauseabundo que yo me he echado a la cara en mi vida y que el tal Cristiano, la deja en mantillas en cuanto a idiocia y mediocridad, “si lo quiere el vulgo es justo hablarle en necio para darle gusto”, decía Lope que siempre supo muy bien lo que escribía.
De modo que una prensa tan canallesca que, sin ninguna clase de escrúpulos, ha hecho triunfar a estos especímenes, cómo no iba a derribar a un tipo como Zp y ensalzar hasta los altares de La Moncloa a alguien tan irrelevante como Rajoy.
Rajoy es tan inane que nadie, y mira que lo han intentado, ha hallado en él una sola virtud, a no ser que se considere tal la propia inanidad.
Y, sin embargo, ahí lo tienen: un candidato a la presidencia del gobierno que se niega a contestar, y eso que ahora sólo es aspirante, a las preguntas de los periodistas, que tan adictos le son, y que sus discursos electorales los hace en su propia tierra, aquélla que le vio nacer, a través de televisión, para evitar todo contacto directo con el público, no vaya a se que lo manche, le saca la friolera de 17 puntos, según el último sondeo de CIS a su oponente en las elecciones, que no tiene reparo alguno en mezclarse con el pueblo y contestar incluso cuando no le preguntan nada porque parece que lo que este hombre pueda pensar no le interesa a nadie.
Y es que Rubalcaba es de la misma especie que Zp y ¿a quién le puede interesar lo que diga un perfecto imbécil, porque ahora ya sabemos que éste lo es, porque no ha hecho nada, absolutamente nada que valga la pena, ni las leyes de memoria histórica y dependencia, que, si no son mejores, es porque en el Congreso, además de ellos 2, no sólo votaban sino que también proponían y enmendaba otros 300 y pico diputados más, ni las del aborto ni la de matrimonio entre homosexuales, porque todo esto para las belenes esteban y los cristianos ronaldos es pura bazofia, basura o como ustedes quieran llamarlo y no se parece en nada a lo que ellos, Belén y Cristiano proponen?
Y en un país tan culto y con tanto criterio no puede en modo alguno extrañarnos que Zp se haya convertido en tal basura que, ahora, cuando el G20 ni siquiera le toca con la pluma del ala de un ángel a nuestro país, mientras Italia se hunde en la más profunda de las miserias, a todo esta inmunda tropa, la prensa, le parece natural que esto lo consiga un elemento que milita en el partido que los Merkel y Sarkozy aborrecen en lo más profundo de sus almas, porque a las belenes y a los ronaldos les parece de lo más natural lo que otros considerarían un triunfo sin precedentes porque ya se sabe que en este cochino país de ignorantes hasta el más tonto hace relojes.
Efectivamente, don Miguel, tenía v. toda la razón del mundo cuando le decía a su amigo: “¡Qué país, Miquelarena, qué país!".