Un amigo me describió cómo supo que su hijo tenía SD. Después del parto entró un tipo con bata verde y estetoscopio al cuello. Algo no va bien. El médico que ha atendido a la nueva mamá tiene cara de haba y se dirigió a ellos muy serio. Mientras tratan de adivinar qué pasa, él dice que el parto ha ido muy bien, que el niño respira perfectamente, su corazón late con ritmo de samba y ha respondido de forma satisfactoria a todas las pruebas que le han hecho, ya sabes, lo del talón y no sé que más. Pero hay un problema. Tiene una anomalía genética conocida con el Síndrome de Down. Sintió como si la piel de su cara se le despegara del hueso, los ojos se salían de sus órbitas, los brazos parecía que pesaran como patas de elefente y se le cayeron los hombros. Me dijo: "Noté los latidos de mi corzón en los oídos, como si acabara de centrifugar la lavadora y de repente todo quedara en silencio, espeso. Miro a mi mujer y ella está aún peor. Le tiembla el labio de abajo y las manos se le han quedado frías como un témpano de hielo, sudorosas, lacias. Me mira a los ojos, moviéndolos inquietos buscando cruzarlos directamente con los míos, inquietos como queriendo que le responda a la pregunta que aún no me ha formulado, yo contesto sin palabras abriendo más los ojos, sin saber la respuesta. Hasta que ella se dió cuenta de todo, bajó la mirada no sin antes ver de reojo la bata verde que permanecía en silencio. Un sentimiento de reproche parecía flotar, como de miedo, angustia, como de 'y ahora qué', hasta que llegó una persona de la Fundación Síndrome de Down. Aquí empezó a cambiar el ambiente, muy levemente al principio, hasta ser conscientes de que nuestro hijo estaba aquí ya, y que de cómo funcione nuestra máquina así funcionará la suya. " Un momento agónico por el que hemos pasado todos lo padres down. Nuestro caso fue diferente en algo, nosotros ya sabíamos que nuestra hija tenía el SD, desde la amniocentesis. Todos me preguntaron por qué sabiéndolo, hemos tenido a Betlem. Y otra pregunta, si no pensabais abortar, ¿por qué hicisteis la amnio?. Nadie sabe lo que va a hacer en una situación límite hasta que ésta se plantea de verdad. Qué razonamientos o qué situaciones nos llevaron a tomar la decisión aún no lo sé con claridad. Pero sí estoy seguro de que fue la correcta, pese a todas las dudas que nos han surgido y nos surgirán. Si queréis hurgar un poco en ello, se lo conté a mi tía la monja, Sor Josefina, es una madre mercedaria que ha dedicado su vida a una labor social que ya quisieran muchas ONG cumplir como objetivo, es una psicóloga nata, no sé si por experiencia o porque tiene un don, siempre encuentra la palabra justa y yo necesitaba su opinión, algo que respaldara la decisión a tomar, en un sentido o en otro. Se puede leer en el siguiente enlace:
He modificado o suprimido algunas cosas de connotaciones familiares y de otra índole que nada tienen que ver con el contexto de la carta que, creo, se mantiene intacto.
VOLVER