Pero, ¿cómo, profe? ¿Qué dices? ¿Pero que era hoy el examen de recuperación? Pero, ¿cuándo lo has dicho? ¡Si no lo dijiste, profe! -protesta el alumno del fondo, a la derecha.
- Profe, profe, que no, venga, que no, que hoy no puede ser -le apoya su amigo, no, mejor, su colega, su compañero de trampas (que no travesuras).
Los miro de refilón (debo acordarme de acercarme a la óptica: esta patilla anda suelta...). Me pregunto si los dos alumnos no se habrán dado cuenta de que ya nadie se cree sus protestas, pero de verdad, en serio, que se ríen de vosotros.
- Claro que lo dije, ¿cómo podéis dudarlo? Estaríais ocupados en otras cosas, no en atender en clase -contesto, con mi mejor cara de inocente.
- Pues yo no pienso escribir nada, profe, que lo tengas claro.
Vamos, clarísimo. Pero desde septiembre que lo tengo...