Perogrulladas

LAS VERDADES DE PERO GRULLO

Estaba viendo en la televisión al equipo de mis amores y desvaríos, cuando el comentarista dijo: "llueve sobre el terreno de juego y se moja el césped". Es lo lógico, me dije. Pasado un rato soltó con ardor guerrero: "va ganando el equipo que más goles ha metido". Normal, volví a pensar. El ínclito finalizó su faena asegurando que la clasificación general "la encabeza quien más puntos tiene". Bueno, prenda, pensé: algunos te lo dan hecho. Sólo hace falta darle a la tecla. Y en eso estoy: escribiendo sobre perogulladas gracias a un comunicador que la chafó.

Así que llevo unos días al acecho de los desmanes contra la sintaxis que cometen aquellos que, con ínfulas de saber, dicen lo que es evidente. Leo en una revista a una fémina que dice "que cuando se conoce a las personas, se sabe como son". Para eso no parece que haya que darle mucho al magín, digo. En un programa de economía un contertulio se quedó tan pancho diciendo que "cuanto más subes, más fuerte es la caída". Lo gracioso es que alguien le contestó que "para subir, antes hay que estar debajo". La cosa siguió como si no pasara nada, y el moderador en su papel, que ya es.

En un programa de televisión sale una persona que aclara que "las vacas hacen "muuu"; o sea, mugen, y las ovejas hacen "Beee" (no aclaró sin con B o con V). En fin. Un pastor, mientras se rascaba la cabeza, en el mismo programa, aclaró que "en ocasiones se encontraba solo porque le faltaba alguien". Qué se la va hacer. Un cocinero, en el mismo medio pero en distinto canal, nos descubrió que una "docena son 12 huevos y que con menos no llega". Lo bueno es que lo dijo mirando fijamente a la cámara y lo espetó como si hiciera un gran descubrimiento.

En un programa de moda, un modisto dijo que para él "Dios no existe, o sí; no lo sé". Teología pura, en la que se afirma, se niega y se duda; todo en uno; como la santísima trinidad. Un compañero suyo nos enseñó que para "vestirse primero hay que ponerse la ropa interior". Me parece tan evidente como "ponerse los calcetines antes que los zapatos". Después de todo esto he sacado una conclusión: "el que sabe, sabe; y el que no, pues no sabe". "Fin, que se acabó"