Revista Televisión
Ahora que estamos en pleno verano y la programación de la televisión empieza a dar mucha pereza, (hoy Telecinco ha emitido Shrek y después un capitulo repetido de Aída, aun no se a santo de que), es el momento perfecto para terminar de ver la temporada de alguna de las series de este año.
Esta tarde, después de que Nadal haya ganado su segundo Wimbledon, he acabado de ver la sexta temporada de House, que creo aun no ha terminado de emitir Cuatro en abierto.
Adoro esta serie por muchos motivos, para empezar Hugh Laurie me gusta mucho, no solo por haber formado un divertido dúo con Stephen Fry, sino por formar parte de una de las películas de mi vida. ¿Quién me iba a decir a mi que ese insatisfecho compositor de “jingles” de Los amigos de Peter acabaría protagonizando una de mis series favoritas?
Cuando una serie lleva ya seis temporadas, lo normal seria haber caído en la repetición, y a pesar de que algunos capítulos tengan cierta estructura predeterminada, House logra sorprender con cada nueva temporada. Si, ya se que la mayoría de la gente opina lo contrario, pero eso no quiere decir que sea cierto.
El doctor Gregory House es uno de los mejores personajes que se han creado jamás, a la altura de los seis amigos de Friends o muchos de los personajes de Perdidos. Todo era distinto antes de la llegada de este medico cabron, y todo será distinto cuando desaparezca. Por que desaparecerá, por mucho que a algunos nos pese, y espero que lo haga a lo grande. Según los rumores (que espero no sean ciertos) la séptima podría ser la ultima temporada, pero esperemos que no.
Lo mas atractivo de House son sus principios, su “no evolución” a pesar de todas las experiencias vividas y de todas las influencias externas a su mundo. Pero sin duda lo que me resulta mas atractivo a mi, es su tendencia a la autodestrucción y sus razones para defender que se puede estar jodido y punto, que estar mal es una opción. La tristeza y desolación que se respiran en Help Me, el último episodio de esta temporada, son tan deliciosas como perturbadoras. Esa última escena en el baño es tan patética como brillante, y nos abre un montón de preguntas e historias que estoy seguro serán presentadas en la siguiente temporada con tanta solidez como hasta ahora. Impaciente estoy de ver como van a intentar conseguir que alguien como House sea feliz, cuando esta claro que su destino es acabar no siéndolo jamás.
Resumiendo, he disfrutado mucho de la sexta temporada de House, que sigue manteniendo no solo un nivel excelente, sino la emoción en todos sus episodios.