Has llegado a un momento en el que crees que desistir es inevitable. Que no hay razón para atreverte a cumplir aquello que has soñado y ha estado tanto tiempo contigo. La materialización de una ilusión que ahora puede solidificarse pero debes ser osado, y comprometerte contigo mismo.
Debes saber que nuestra esencia siempre es proseguir, avanzar, continuar.
La vida nunca es fácil. Cada día trae un nuevo afán. Los problemas llegan y pareciesen confrontarnos hasta con nosotros mismos. Hay rumbos que queremos tomar y seguirlos con firmeza y tesón, con empeño y constancia pero llega la duda, la incertidumbre y el temor. El no saber que pasará y por ende saber que nos espera un desafío. Sin embargo, no podemos parar. Hay que seguir. Superar los baches en el camino, tomar bien las curvas, mirar el paraje y continuar. Hay que seguir.
Habrá momentos no tan buenos, pero precisamente en ellos tenemos una herramienta valiosa que nos propulsa a nuevos lugares que antes estaban nublados, pero que ahora podemos apreciar y disfrutar. Nadie nos ha dicho que esto sea fácil, todos pasamos por diversas guerras, a veces las ganas de renunciar se hacen visibles, pero si tenemos convicciones claras, sabremos que esto llegaría. Ahora por más razones, hay que seguir.
Todo esfuerzo tiene una gran recompensa, toda lucha tiene una alegría. Entre más seguimos llegamos a nuevas dimensiones, a nuevos retos, a nuevas razones para vivir, a nuevos paisajes que conocer. La vida es un camino que nos lleva por muchas vías, la más loable es aquella que nos lleva a ser mejores seres humanos, más aguerridos, con más confianza, más fuerzas, más, más y más. Hay que seguir. Aunque hay múltiples caminos siempre habrá uno conveniente para nosotros, el camino de nuestra vida.
Indetenibles, imparables, aprendiendo cada día algo nuevo, amando el entorno, amando la vida, agradeciendo por lo que hemos logrado pero teniendo siempre fijo en nuestra mente y corazón, que mucho más nos espera, sabiendo que hay: que persistir.