Revista Música
"El amor a la justicia como instrumento del equilibrio para la dignidad del hombre"
De rostro curtido por la tierra y una amplia sonrisa, se valía de su guitarra y carisma para enarbolar las poderosas oraciones reales, diciendo la verdad por medio del arte, una verdad que no le entro en gracia a la estirpe aristocrática de un olvidado país, que parecía retorcerse de dolor por la absoluta indiferencia de unos pocos, indolencia predirigida y una tan adentrada en las venas de un estado entero, que parecía lagrimear en cada surco de piedras.
Víctor tiene una raíz natural, para con el campo, esos sitios donde se le rinde pleitesía a la tierra, donde los brazos famélicos de campesinos escarban con cariño en la piel de ella, buscando inseminarla con su sudor, para que esta a su vez retribuya el rito dándoles de comer, al menos asi era en los años 30 y 40, cuando estos despoblados sitios fueron el nido donde se acurruco la infancia de Victor Jara, y muestra de esta marca notable que marco su personalidad, fue su eterno retorno a localidades exentas del cemento, buscando canciones perdidas de folclor, escribiéndolas, guardándolas, haciéndolas renacer, para que no cayesen en el olvido. Realizo diversos trabajos de investigación durante su vida, exiliándose a la vida campechana mientras no tenía clases de teatro y trabajando estivalmente, solo por el amor al legado de la gente sencilla, esa que prevalece sus tradiciones a punta de la herencia oral, más debido a esa característica muchas ocasiones se veía descontinuada y al final perdida. Ahí practicando aprendió el oficio del trovador, uno muy tradicional primeramente, para luego volcarse de lleno a la vida política y obviamente a la siempre presente canción de protesta. También esto se intercalaba con su profesión de dramaturgo, en un principio esta imperaba, mas con el correr de los tiempos esto se daría vuelta, tomando un rol secundario en su diario vivir, consiguió muchos elogios en ese campo, dando incluso muchas giras por Europa, Cuba, Latinoamérica etc y por sobre todo portavoz de toda una generacion. Al ser Chile un país relegado al fin del mundo “en ese tiempo” y las ramas sedientas de la globalización no se introducían tan de lleno por el esqueleto del mundo, esta nación estaba casi totalmente marcado por la dicotomía, los pobres eran muy pobres y los aristócratas en exceso ricos. Todo ello proveído por una política, que parecía hacer oídos sordos, y pese a lo que dicte cualquier conducta humana, dar aunque fuese un empujoncito al progreso de quienes evidentemente no tenia canales para sortear, con humanidad los avatares que les iban asaltando. Tal vez el ambiente en el cual se desenvolvió lo doto de esa visión, para fraguar en su piel, el sentimiento de equilibrio universal, no personal, que siempre anhelo. Toda una muestra de entereza es el desarrollo de su carrera, sin dinero pero con mucha ambición de aprender, logro florecer entremedio de la roca mas dura, y como las flores que nacen en el metal, se volvió muy resistente al viento.
Como solista, llego a hacer de su música muy humana y sencilla, una voz terrestre, marcada por el trasfondo atemporal de su canción, simplemente podía dibujar con su voz, sentimientos tan hilados que parecen charcos demasiado hondos si se penetraba en ellos, al igual que la portada conmovodera de su disco “pongo en tus manos abiertas” …eso si, el arte siempre en servicio de esta especie de mestizaje con las causas comunistas siempre fueron de la mano, y se vieron fuertemente marcadas en el periodo de finales de los sesentas y principios del setenta con una campaña activa a favor de la elección del marxista Salvador Allende, y luego de su ascenso a la presidencia comenzaría uno de los periodos mas tristes en general de la historia, porque desde el primer momento, se empezaron a mover desde las sombras hilos heridos, orquestando un sanguinario final, para todo un país. Mas eso es historia general, y sin embargo intrínsecamente inseparable de la vida y muerte de este cantautor, la utopía de la igualdad se veía próxima , Victor siempre fue un militante activo, y no podía hacerse a un lado, mientras el abuso del poder casi heredado por siglos seguía parado sonriendo. Una guitarra, y una causa, era lo necesario, la suma de dos deidades, que sin duda herían mas que cien balas a los representantes del bando contrario, y luego del termino del sueño, esa guitarra peligrosa fue silenciada de la manera mas aberrante. Sin piedad torturado luego del golpe de Estado del 73’ , su cuerpo seria encontrado tirado, luego de haber sido atormentado por días, sus manos con múltiples fracturas…tan solo por hilar en una voz, mil voces sin sonido, solo por estampar letras disonantes. Sin duda, un final que contrario al miedo inicial causado, a esa búsqueda incesante de la dictadura , por infundir el miedo, derribando a figuras emblemáticas para anudar los corazones de la resistencia, luego de unos años, ese final termino por engrandecer a Jara, siendo aun hoy un insigne de esa faja de tierra. Puñados de canciones heredadas, de un ser humano tan iluminado que encontró el camino aun entre roquerios cerrados, para estampar mas canciones en esa constelación de música que hoy en día observamos.
Una protesta que se volvió canto, y ese canto se vertió en notas tricolores, que me atrevo a decir, “avanzaran como un eco por sobre de mi nihilista generacion” hacia muchos otros oídos disconformes en el futuro, que sin duda tendrán en sus manitas el derecho de vivir en paz.
PD: recomendación bibliográfica leer Victor, un canto inconcluso escrito por su viuda Joan Jara.