Revista Cultura y Ocio

Personajes irracionales

Publicado el 18 agosto 2017 por Escrilia @escrilia
Personajes irracionales

En ocasiones los personajes de las novelas parecen más reales que las personas que nos rodean. Esto es así porque el escritor se tomó el trabajo de revelar la vida del personaje seleccionando los hechos, eventos y acciones que nos dan una visión total de ese personaje, su lado público y su vida interior. Además de seleccionar qué partes de la información comunicar al lector, el escritor debe intentar ser cabalmente comprendido en el modo de contar/mostrar un personaje y sus diferentes facetas.

Un escritor puede explorar el valor de las experiencias humanas mediante el desarrollo de los personajes de la historia. Pero los personajes no son personas reales, tienen otras características. Las vidas de los personajes son diferentes de las vidas reales. Las necesidades básicas y las actividades comunes como dormir y comer ocupan poco espacio en las novelas, porque por lo general no son pertinentes al argumento, mientras que ciertas acciones, sentimientos y emociones llegan hasta el punto de ser sobredimensionados.

En la vida cotidiana nunca entendemos a alguien por completo (ni siquiera nosotros mismos). No existe ni clarividencia completa ni confesión total. El conocimiento perfecto es una ilusión, ni hablar de la comunicación perfecta con los otros. Pero la gente en una novela puede ser entendida completamente por el lector, si el autor lo desea. Su interior, así como su vida exterior puede ser expuesto, analizado y hasta explicado. En una novela podemos conocer a la gente perfectamente.

Es esta sensación de comprensión plena lo que le da realidad al personaje. El autor sabe todo y, aunque no nos diga todo lo que sabe, nos da la impresión de que todo sobre ese personaje es explicable.

En las historias podemos encontrar dos grandes tipos de personajes, los planos y los redondos. Los personajes planos se reconocen fácilmente cuando se presentan y se recuerdan fácilmente después. Tienen pocos rasgos y éstos son marcados e inalterables. Funcionan mejor cuando son cómicos, en subtramas o géneros específicos. Un personaje plano dramático o trágico se descubrirá vacío y su crecimiento emocional se hará casi imposible.

No significa que se deban evitar, el mismo Dickens escribió maravillosos personajes planos. Cada uno se podía resumir en una oración y, sin embargo, quedaba esta persistente sensación de profundidad humana. Probablemente la inmensa vitalidad de las historias de Dickens hizo que sus personajes cobren vida propia. Parte del genio de Dickens era utilizar muy bien arquetipos y referencias a personas a quienes reconocemos fácilmente, y sin embargo lograr una profunda visión humana.

Un personaje redondo, por el contrario, tiene definidas y estudiadas otras dimensiones de su personalidad, que se intuyen siempre y se revelan cuando los eventos lo exigen. Un personaje plano nunca nos sorprende con su comportamiento, pero un personaje redondo puede descolocarnos con aspectos insospechados de su naturaleza. Y la prueba de un personaje redondo es si es capaz de sorprender de una manera convincente. Incluso si los eventos nunca requieren que estos personajes se extiendan, tienen la capacidad de hacerlo. La mayoría de los personajes de Jane Austen están preparados para la profundidad, para una vida que el esquema de sus libros rara vez les obliga a exteriorizar, y es por eso que llevan su vida real tan satisfactoriamente.

Esto de no revelar todo parte del concepto de que un escritor no debe decir a sus lectores que la respuesta es cuatro, solo colocar el dos más dos de una forma atractiva y esperar que encuentren el resultado.

Esta es una buena técnica para que el lector se involucre en la historia. Si resuelven ciertas cosas se sienten participantes de la narración.

Pero las cosas no siempre son tan lógicas, porque así serían también predecibles y, como resultado, aburridas. Algunas veces dos y dos son cinco y nuestros personajes actúan de una forma sorprendente. En esos casos los lectores quieren explicaciones, demandan saber qué lleva a ese resultado. Y no hay nadie más involucrado en una historia que el lector que busca respuestas.

La gente sigue su propia lógica y los personajes de ficción no escapan a esta característica. Para atrapar a su audiencia, el escritor debe enseñar a sus lectores la lógica particular de su personaje.

Usted puede, si desea, hacer actuar a su personaje de forma obvia, con los gustos y miedos de todos. La gente entenderá ese personaje con facilidad, pero no le parecerá muy interesante.

Esto no significa que la historia sea aburrida, porque el argumento puede seguir siendo atrapante. La ventaja de estos personajes planos es que hay mucho menos que explicar o justificar sobre ellos. El chico se enamora de la chica porque es hermosa. La mujer empresaria desea destacar para probar que puede hacer negocios mejor que los hombres. El héroe salva al mundo porque eso hacen los héroes. Dos más dos es cuatro.

La desventaja es que se hace muy difícil hacer despegar a la historia, más allá de lo predecible y conocido. Cuando se intuye el resultado, la tensión es difícil de mantener. Dominar la técnica narrativa puede ayudar y tener buenas ideas en el argumento también, pero ¿quién no ha dicho alguna vez mientras mira una serie "No lo van a matar porque es el protagonista"? (Esto ha cambiado un poco ahora con Juego de Tronos, donde nadie está a salvo).

Pero si usted quiere escribir sobre personajes que no actúan necesariamente de manera convencional, no puede asumir que sus lectores entenderán qué hacen ni porqué.

Es cierto que no es necesario conocer cabalmente la manera de actuar de alguien para entender sus acciones, sólo deben seguir cierta lógica interna (ni siquiera el sentido común, sólo deben ser coherentes con sí mismas).

Saber algo distintivo, raro, inesperado o inusual sobre un personaje hace que el lector sienta que lo conoce. Las cosas que todo el mundo hace pasan desapercibidas, como comer o caminar. Las cosas ilógicas son las que permanecen en la memoria, como comer solamente caviar o caminar con las manos. O ser ciego como Daredevil, tener miles de fobias como Monk, predecir la muerte como los doctores Cole, tener vértigo como Scottie Ferguson...

Una rareza hace que el lector se interese por la idiosincrasia del personaje, por su razón de ser y cómo se desarrolla esa particularidad durante la historia.


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