Isabel Díaz Ayuso acabó con la carrera política de Pablo Iglesias, que osó presentarse contra ella en las regionales madrileñas. Ahora ha mandado a su casa a Pablo Casado y a Teodoro García Egea, que se confabularon con Sánchez el infame para buscarle trapos sucios. La fiscalía acaba de decir que las acusaciones contra ella con las que pretendían hundirla no tienen fundamento.
Quien quiera acabar con esta señora tendrá que tener en la mano algo mejor que la demagogia populista de Iglesias o que las acusaciones infundadas de Casado y el lanza huesos de oliva.
El pueblo le está muy agradecido por cómo gestionó Madrid en lo peor de la pandemia. Hace mucho tiempo que un político español no reunía un capital semejante de apoyo ciudadano. Ella puede andar tranquila por su Madrid sin temor a abucheos o insultos, ¿qué político puede?