El 10 de abril de 1955 (hace 60 años) fallecía en Nueva York Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955). Un infarto segó su vida, pero sus ideas siguen vivas en el corazón de muchos hombres y mujeres que buscan una coherencia entre una visión racional y científica del mundo y unas profundas creencias religiosas.
Teilhard de Chardin fue capaz de unificar tres profesiones que vivió con intensidad: la de geólogo, la de filósofo y la de místico. En el fondo, supo integrar todo esto en la espiritualidad.
Teilhard muestra como supo integrar en su pensamiento el carácter evolutivo del universo que han aportado las ciencias y el papel de Cristo en el universo que presenta la fe cristiana.
Precisamente a partir de esta base científica descubre Teilhard el carácter convergente del mundo a través del futuro de la humanidad en el Punto Omega de la historia y de la divinidad.
Como sacerdote y jesuita por un lado y como apasionado científico por otro, la mayor preocupación de Teilhard fue siempre como integrar el pensamiento cristiano dentro de la nueva cosmovisión presentada por las ciencias, y más concretamente por la geología y la paleontología, de un mundo en evolución.
Este amor apasionado de Teilhard a Dios y a la Tierra será una constante hasta su muerte. Como repetirá a menudo se sentía tanto un hijo del cielo como de la tierra...