Revista Salud y Bienestar
"La guerra contra la droga está siendo un fracaso, no podemos pretender que funcione". Con esta rotundidad, la Comisión Global de Políticas contra la Droga, liderada por expresidentes de Gobierno, empresarios, personalidades como el exsecretario general de la ONU, Kofi Annan, o el exresponsable de la política exterior de la UE Javier Solana y escritores como Mario Vargas Llosa, se sumará hoy a las voces que reclaman un cambio en la estrategia prohibicionista seguida durante décadas desde Naciones Unidas y abanderada por EE UU desde hace 40 años. Urgen una solución que incluya la despenalización a los consumidores y una rebaja de las penas a los pequeños traficantes. Además, piden que se regule el consumo del cannabis sin excluir otras sustancias a posteriori.
"La política de lucha actual alimenta el crimen organizado y la violencia", dicen
Entre 1998 y 2008, el consumo de opiáceos subió un 34,5%, de los 12,9 millones de adictos hasta los 17,35 millones, según la ONU. La cocaína lo hizo un 27% en esa década, hasta un total de 17 millones de consumidores. El cannabis lo hizo un 8,5% y ronda los 160 millones de consumidores.
"Empecemos tratando la adicción como una cuestión de salud, reduciendo la demanda a partir de iniciativas educativas o regulando el consumo de cannabis", destaca Fernando Henrique Cardoso, expresidente de Brasil, que urge reformas fundamentales y una renovación de concepto en la política de lucha contra la droga iniciada hace medio siglo.
Una de las recomendaciones de este grupo, que presentan en un informe hoy en Nueva York, está dirigida a poner fin a la penalización, marginalización y estigmatización de consumidores de drogas "que no son un peligro para otros". La acción represiva dirigida al consumo impide que se adopten medidas de salud pública para reducir el sida, las muertes por sobredosis y otras consecuencias del consumo de estupefacientes, afirman. Recomiendan que se ofrezcan tratamientos más allá de la metadona y la buprenorfina, como programas de asistencia con heroína.
España sigue la senda de otros países como Alemania o Canadá, donde la heroína se utiliza como medicamento compasivo -bajo la vigilancia de las autoridades-, y durante un proyecto de investigación, como el iniciado en 2003 en el hospital Virgen de las Nieves, en Granada. Allí, "23 de los 60 pacientes que empezaron ya se han desintoxicado", indica Joan Carles March, director del programa, informa Laura Contreras.
Los líderes animan a los Gobiernos a que "experimenten" con modelos legales que permitan "minar" el poder del crimen organizado a la vez que se garantiza la seguridad y la salud de los ciudadanos. Esta recomendación se aplicaría al consumo de cannabis, donde ya se están dando algunos pasos en la despenalización, incluido EE UU.
"La buena noticia es que las políticas enfocadas en la regulación [que no es lo mismo que legalización] y la despenalización funcionan", señala el patrón de Virgin, Richard Branson. Se trata de "quitar el poder de las manos del crimen organizado", dice.
Los firmantes del informe remachan que "hay que respetar" los derechos humanos de los toxicómanos, "tratándolos como pacientes, no como criminales", subraya Branson. "Muchos son víctimas", recalca el informe. En él se considera que las políticas actuales "alimentan la violencia y el crimen organizado".
La ONU, señala la comisión, debería guiar este debate, para dar así cohesión a las acciones de los países. Y aunque acoge positivamente el cambio de tono de la Administración que preside Barack Obama y su apertura a otras alternativas, le pide que esa nueva retórica se plasme en una reforma real y use su influencia para sumar a otros países.
**Publicado en "EL PAIS"
"La política de lucha actual alimenta el crimen organizado y la violencia", dicen
Entre 1998 y 2008, el consumo de opiáceos subió un 34,5%, de los 12,9 millones de adictos hasta los 17,35 millones, según la ONU. La cocaína lo hizo un 27% en esa década, hasta un total de 17 millones de consumidores. El cannabis lo hizo un 8,5% y ronda los 160 millones de consumidores.
"Empecemos tratando la adicción como una cuestión de salud, reduciendo la demanda a partir de iniciativas educativas o regulando el consumo de cannabis", destaca Fernando Henrique Cardoso, expresidente de Brasil, que urge reformas fundamentales y una renovación de concepto en la política de lucha contra la droga iniciada hace medio siglo.
Una de las recomendaciones de este grupo, que presentan en un informe hoy en Nueva York, está dirigida a poner fin a la penalización, marginalización y estigmatización de consumidores de drogas "que no son un peligro para otros". La acción represiva dirigida al consumo impide que se adopten medidas de salud pública para reducir el sida, las muertes por sobredosis y otras consecuencias del consumo de estupefacientes, afirman. Recomiendan que se ofrezcan tratamientos más allá de la metadona y la buprenorfina, como programas de asistencia con heroína.
España sigue la senda de otros países como Alemania o Canadá, donde la heroína se utiliza como medicamento compasivo -bajo la vigilancia de las autoridades-, y durante un proyecto de investigación, como el iniciado en 2003 en el hospital Virgen de las Nieves, en Granada. Allí, "23 de los 60 pacientes que empezaron ya se han desintoxicado", indica Joan Carles March, director del programa, informa Laura Contreras.
Los líderes animan a los Gobiernos a que "experimenten" con modelos legales que permitan "minar" el poder del crimen organizado a la vez que se garantiza la seguridad y la salud de los ciudadanos. Esta recomendación se aplicaría al consumo de cannabis, donde ya se están dando algunos pasos en la despenalización, incluido EE UU.
"La buena noticia es que las políticas enfocadas en la regulación [que no es lo mismo que legalización] y la despenalización funcionan", señala el patrón de Virgin, Richard Branson. Se trata de "quitar el poder de las manos del crimen organizado", dice.
Los firmantes del informe remachan que "hay que respetar" los derechos humanos de los toxicómanos, "tratándolos como pacientes, no como criminales", subraya Branson. "Muchos son víctimas", recalca el informe. En él se considera que las políticas actuales "alimentan la violencia y el crimen organizado".
La ONU, señala la comisión, debería guiar este debate, para dar así cohesión a las acciones de los países. Y aunque acoge positivamente el cambio de tono de la Administración que preside Barack Obama y su apertura a otras alternativas, le pide que esa nueva retórica se plasme en una reforma real y use su influencia para sumar a otros países.
**Publicado en "EL PAIS"
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