Así nacemos, con una sensibilidad que choca tan intensamente contra un Mundo que huye despavorido de ella que o aprendes a convivir con ello o la escondes en el baúl de tus secretos.
Yo opté por la segunda opción siendo muy niña, tan niña que ni me acuerdo. No tenía a nadie que me enseñara, que me explicara, que me guiara, que me entendiera. Ni siquiera me acuerdo de cómo lo hice. Sólo sé que tal y como Siente ahora mi Corazón no hubiera sobrevivido. Tuve que cerrar mis puertas hasta olvidar Quién era.
Hace tres años que desperté de mi sueño, al menos de uno de ellos. Un AMOR desconocido hasta ese momento para mí me hizo una visita para recordarme que era el momento de Regresar a mi Hogar, que había llegado la hora de volver a Mí.
Inicié un proceso muy profundo:
- de autoconocimiento,
- de activación de memorias durmientes,
- de soltar creencias, identidades, personajes a medida que los iba descubriendo,
- de mirar cara a cara a mis miedos y quitarles el poder que en su día, inconscientemente, les otorgué,
- de aceptación de todo aquello que había etiquetado como “malo”,
- de rendición, de confianza ante la Vida, que es la única poseedora de cualquier “control”
- y de Amor incondicional hacia mi Ser y hacia todo lo que Soy en cada momento, me guste o no.
Un re-conocimiento que sigue navegando por mis aguas y que resulta eterno.
Es una Alquimia Interior, una transformación que no tiene fin. Cuando se cae una capa aparece otra y en esa otra todo vuelve a empezar, desde otro lugar pero de igual modo. Cuando Crees que “ya te sabes” una nueva piel te hace derretir.
¿Hasta cuándo? No lo sé. Yo aún me estoy desvistiendo…y en cada desnudez más Amor puedo Ver allá donde mire. Es increíble lo ciegos que estamos…
Es una elección. O vas a por todas o te quedas en el camino, algo no juzgable. Sólo los que estamos en ello sabemos lo vertiginoso que puede llegar a ser pasar de no emocionarte por nada a llorar con un amanecer o al mirar al cielo o con una melodía o al ver sonreír a un bebé o al acariciar a un animal o al escuchar el mar o que de repente una explosión de Amor “sin razón aparente” casi te ahogue por Dentro.
Captamos la emoción del otro, sea la que sea, y la sentimos como si fuera nuestra, al igual que cualquier energía que esté a nuestro alrededor, incluso a distancia. Absorbemos mucha información a través de nuestros seis sentidos, bastante más que cualquier otra persona.
Somos como esponjas, por eso nos cansamos antes, por eso cuando llega la tarde, cuando el sol se va a dormir, necesitamos retirarnos a nuestros aposentos, por eso nos gusta pasar tanto tiempo a solas, para “limpiarnos” de las emociones que se nos han pegado de los demás, que van desde las agradables (alegría, seguridad, optimismo, valentía, amor, ilusión..) hasta las que nos “intoxican” (miedo, ansiedad, pesimismo, tristeza, odio, enfado, rabia…).
Tenemos que aprender a identificar cuales son nuestras y cuales vienen de fuera, a poner límites, a saber decir que No, a dormir lo que el cuerpo nos reclama para poder “recargar nuestras pilas”, a cuidarnos, a respetarnos, porque si no lo hacemos perdemos nuestro centro, nos desequilibramos y enfermamos.
No es fácil sentir que “no puedes” y admitirlo cuando siempre te has impuesto que debías poder con todo, que tú sola ya lo hacías, que pedir ayuda era de débiles, que eras invencible, que los héroes no lloran…
Hace falta ser muy valiente, honesto y humilde para dejar de ser una cobarde, una prepotente y una “víctima de”. No todo el mundo salta a su vacío para saber quién es en Realidad y no en lo que se ha convertido. Entiendo que la mayoría ni siquiera quiera empezar o que se den media vuelta.
Hay dolor, sí, pero es que igualmente lo habrá porque es algo inherente a la Vida. El sufrimiento, los “golpes”, las tormentas, los duelos…forman parte de ella. El error es Creer que se pueden evitar, que si nos encerramos en una habitación a oscuras no nos alcanzarán, no los experimentaremos, que si nos enfriamos…no sudaremos. Por muy lejos que escapemos siempre nos llevaremos a nosotros mismos. Somos la única persona de la que no podemos huir, y es el Universo el que se encargará de hacérnoslo saber, tarde o temprano.
Hay algo que siempre he deseado más que nada y era sentirme Viva, con todo lo que esto conlleva. Cuando empiezas a Sentir, a sentir de verdad, es cuando te das cuenta de lo “muerta” que estabas y del tiempo que has perdido en querer protegerte de lo que es tu mayor tesoro: tu Sensibilidad.
Antes rechazaba la vulnerabilidad. Ahora, cuando la Siento (que cada vez es más), le agradezco su presencia porque me recuerda que la belleza de la Vida está en no tener ni idea de lo que te va a ocurrir, en que cada día es un regalo que no sabes qué contiene, en la grandeza de sus movimientos, en las sorpresas que nos dan sus latidos, en lo inesperado de sus acontecimientos…
Un día decidí dejar de temerle a la Vida, dejar de perseguirla, dejar de esconderme de ella y empezar a escucharla, a observarla, a experimentarla. Fue el día que decidí Sentir, el día que decidí SER VIDA.
Ignoro hasta dónde puedo llegar. Lo único que tengo claro es que no pienso volver atrás. Esto es demasiado Hermoso como para dejarlo escapar.
Y si me tengo que romper en mil pedazos, que Así Sea.
Prefiero morir con el Corazón en la Mano
que vivir con un corazón enjaulado.
¿Que si soy Sensible? Sí, infinitamente
“Porque yo lo valgo”
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