Revista Comunicación
Os habéis preguntado alguna vez por qué la publicidad tipo boca-oreja permanece en nuestra memoria durante semanas mientras que somos incapaces de recordar los anuncios de televisión que vimos ayer por la noche.
Siempre he creído en las personas, me fío más de un consejo de un buen amigo que tenga un buen criterio que de un anuncio de publicidad. Siempre que hablo sobre estos temas con mis colegas les recuerdo que hoy el motor más poderoso de marketing no es la empresa, no es el director general, no es el departamento de marketing con un presupuesto grandioso… el auténtico poder está en las personas híper conectadas, capaces de llegar a miles de consumidores y de influenciar su decisión de compra. Tal vez por eso las redes sociales se han desarrollado tan rápidamente, pero cuidado, en esas redes sociales conectadas a través de un ratón y sus amplios círculos de amigos o conocidos reales o virtuales se pierde el contacto personal, el contacto humano.En un proyecto de investigación realizado por la universidad de Harvard descubrió que es mucho más probable que nos dejemos convencer por la recomendación de un producto si procede de una fuente de la que confiamos y respetamos. Cuando pusieron el mismo anuncio en dos publicaciones diferentes (una prestigiosa publicación impresa y una página web de noticias), descubrieron que cuanto más respetada era la publicación, más confiaba la gente en el anuncio. Sostengo que cuando se trata de las recomendaciones tipo boca-oreja, que sean autenticas y que no estén financiadas por una empresa, la fuente todavía importa mucho más.Quien no se ha dejado influenciar con la recomendación de un buen vino, de que coche tenemos que comprar, de que hotel tenemos que ir a pasar nuestras vacaciones, de que restaurante no tenemos que dejar de ir… ¿imaginaros que nos pagan las marcas por influenciar a nuestros amigo? Algunas personas de nuestro entorno se harían tremendamente ricas.