El Dr. Carlitos Chicheñó, prototipo del nerd servil y tonto útil en anestesia
Chicheñó (sonido de la expresión "Sí, Señor" deformado): apodo que se aplica a las personas de carácter benévolo y complaciente que no tienen la personalidad para proferir una negativa rotunda.
El Dr. Carlos Chicheñó nació en la comunidad de Chupamedias, provincia del Arrastrado, dentro del territorio de la Arquidiócesis del Servilismo.
Desde muy pequeño comenzó a acumular grandes méritos como sobrevivir al duro bullying escolar de los años ochenta, cuando sus compañeros le bajaban el pantalón y le escupían sus cuadernos y Carlitos, en retribución, les hacía sus "homeworks" y se dejaba arrebatar el refrigerio que con tanto cariño le preparaba su tía abuela.
Durante su especialización en anestesiología tampoco se escapó del bullying al cual lo sometían los residentes de cirugía, que lo obligaban a confeccionar historias clínicas de pacientes de su servicio y a cederles la cena que invitaba el hospital, bajo pena de ser desnudado en frente de las internas de enfermería.
El Dr. Carlos Chicheñó, cuando el residente de cirugía le dice cómo debe administrar la anestesia.
Casi cuando el Dr. Chicheñó finalizaba su entrenamiento en anestesia ocurrió un hecho que cambiaría su vida. La Clínica Saint Paul del barrio de Monte Delicioso, agobiada por una severa crisis económica, requería anestesistas aborregados y de bajo precio que administraran anestesia cardíaca bajo las órdenes e indicaciones del cirujano.
-El Dr. Carlitos Chicheñó es el candidato ideal, trabaja como esclavo y no reclama que le paguen- exclamaban felices los Drs. Roldán y Magallinas (ambos Top Ten, también), anestesistas de la clínica.
Y así el Dr. Chicheñó se dedicó a la anestesia de pacientes cardíacos en la clínica Saint Paul prácticamente sin saber leer ni escribir, bajo la estricta vigilancia del cirujano y de la enfermera perfusionista, que lo ponía en su sitio cuando se le ocurría sugerir alguna medida terapéutica.
-¡Carlitos, no te olvides que el anestesista obedece al cirujano, y seca su frente que está sudando!- gritaba furiosa la perfusionista.
-Perdón, en este instante le paso la franela y la frente le queda bien seca- contestaba arrepentido Carlitos.
Carlitos Chicheñó, en su debut como expositor en anestesia para cirugía cardíaca
Pasaron los días y la clínica Saint Paul se recuperó de su crisis gracias al ahorro que significaba programar personal técnico para labores de licenciadas en enfermería y a anestesistas mediocres en lugar de anestesiólogos cardiovasculares.
Con el fin de que el Dr. Chicheñó siga haciendo de esclavo para beneplácito de los directivos de la clínica, estos lograron que se crea anestesiólogo cardiovascular y lo propusieron como ponente para el próximo congreso peruano de anestesia.
La Sociedad Peruana de Anestesia, que suele programar conferenciantes que no tienen la menor idea de lo que están hablando, recibió con los brazos abiertos a Chicheñó para que dé cátedra en anestesia cardíaca.
-Los anestesiólogos cardiovasculares del Instituto son muy sabios y competentes- declaraba el presidente de la sociedad. Y sapiencia y competencia no van con la política de nuestra junta directiva.
publicado el 06 mayo a las 16:42
será cierto?....... porque asi presentado es sólo un chisme y poniendo un poco de picardía y sátira se puede comparar a personajes de la vida real....pero queda en eso, sólo un chiste.