Revista Fotografía
Confieso que una de mis perversiones favoritas es escuchar a
Federico Jimenez los Santos, en pequeñas dosis.
Y una de las cosas que más gracia me hace de su programa
matinal es la sección "Llamadas del Oyente" que , sin duda, son
más falsas que un Judas fabricado en China. O al menos, tan
manipuladas como una encuesta de Telemadrid.
Un día llama un jubilado indignadísimo que se atiene pulcramente
al guión, y otro una buena mujer que parece salida de una radionovela
de la posguerra. Siempre con una dicción correcta y esa retórica
verbal característica de los antiguos locutores.
Sin ir más lejos, ayer por la mañana llamó una de las señoronas del
cuadro de actores habitual para cacarear con voz impostada:
"Y digo yo que el Zerolo estará molesto con la Trini, por
haber prohibido los bollos..."
Juerga general. Los tertulianos daban palmas con las orejas,
enseñando la patita del machismo más montaraz por debajo
de la puerta, hasta que a Federico no le quedó otra que reconducir
la situación, apostillando campanudo:
"Es que nuestros oyentes, además de un fino sentido del humor,
hacen gala de una gran inteligencia."
Lo dicho, surrealismo perverso en estado puro.