Revista Educación

Pesadilla

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Fuente: naturamundi.blogspot.comAnoche tuve una pesadilla de las de película. No sé cómo, en un momento dado (después de algo que parecían peripecias inspiradas en novelas policíacas, de aventuras y, sobre todo, de ciencia ficción que pueblan mi libro electrónico), me encontré en la superficie de un edificio inmenso semiderruido, sabiendo que al planeta le quedaban unos segundos. Iba con alguien de la mano, un hombre, pero no recuerdo quién era. No sé ni cómo habíamos llegado hasta allí, pero era igual que un acantilado o un precipicio, solo que se trataba de una especie de balcón y, abajo, se veía el mar (muy estilo “Origen”). A lo lejos, destellos rojos parecidos a fuego en el aire parecían acercarse. El hombre que estaba a mi lado saltó. Caía despacio, como si la gravedad del planeta hubiese cambiado (tal vez era, sencillamente, otro planeta y no la Tierra). Veía cómo se precipitaba hacia el mar, muy lejos, muy abajo. Me pedía que me lanzara, pues la muerte sería probablemente más dulce que si me alcanzaba el fuego, la explosión. Pero no pude. Miraba hacia abajo y sentía pánico a la caída. Recuerdo que, en el sueño, por unos segundos, calibré mis opciones y la de lanzarme a ese mar era la más aceptable. Pero no pude. Me quedé ahí, mirando hacia abajo, esperando lo inevitable. Ya que había que morir, al menos que no fuera con el susto de saltar en el cuerpo, ¿no?


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