En mi opinión el comportamiento de las bolsas mundiales ha llegado a un extremo irracional. Es el momento de apelar a la calma. De pedirle a aquellos que posean acciones que dejen de mirar lo que valen ahora y se centren en la consistencia de las empresas y de sus gestores. Que en la medida que puedan no vendan. Que dejen pasar esta histeria, este pesimismo irracional.
Si la caída de las bolsas podía tener un fondo de justificación basado en la crisis de las haciendas públicas en Europa y los EEUU, e incluso en el impacto que ello podía tener en el mantenimiento de la capacidad de maniobra de los gobiernos para apoyar a sus economías, la caída de hoy tiene claramente, en mi opinión, un gran componente de histeria irracional que el tiempo nos demostrará, creo a corto plazo (espero que no más allá del mes de septiembre) que no se merecen las cotizaciones. Por eso creo que es el momento de hacer yoga, de “pasar” de las cotizaciones, de “pasar” de la bolsa, y esperar que las aguas de este segundo y artificial tsunami vuelvan a su cauce, que será pronto.
(Por cierto, además, estoy convencido que a algunos valores, como Santander hoy, le han caído encima un montón de ventas producidas de forma automática por mecanismos de stop loss. Me juego lo que sea.)