Los bebés están acostumbrados a tener todo lo que necesitan en el momento cuando están en el útero: oxígeno, comida, calor y a mamá. No tienen que esperar. Por eso cuando nacen sus demandas deben ser atendidas rápidamente porque en seguida lloran si sus necesidades no son resueltas. El cambio al estado extrauterino es complicado para ellos y también para sus cuidadores.
Hasta que coges el ritmo es duro, porque ni esperan, ni tienen en cuenta tus propias necesidades porque las desconocen.
Esto poco a poco deja de suceder, porque las tomas de leche cada vez se alejan más unas de otras, no tienen esa necesidad urgente de mamar y empiezan a comprender el mundo que les rodea. Te dan más respiro.
Pero últimamente Lucy exige a todas horas, no espera ni tiene en cuenta por ejemplo, que ya le estás sirviendo el agua que acaba de pedir. No sé si forma parte de #LosCasi2 o de su personalidad.
La cuestión es que a veces me vuelve un poco loca, porque tiene que ser todo para ya y como ella dice. Todavía no habla, dice palabras sueltas, y hay cosas que no comprendo a la primera. Mea culpa.
Ella se frustra y pierde la paciencia en 3 segundos, todo lo pide llorando y quejándose, por lo que la presión por entenderla y satisfacer su petición es grande. Si no consigo entender lo que quiere, se frustra, chilla, llora, se tira al suelo... Entramos en una crisis mundial por algo, que seguramente es sencillo y fácil, pero que no consigo descifrar.
Igualmente, aunque si la entienda y me ponga a ello, no espera. Aunque le diga que lo estoy haciendo, aunque le demuestre que es así, aunque le enseñe que tengo en la mano el vaso para ponerle agua, nunca es suficiente.
A veces tengo la sensación de pasarme el día descifrando lo que un bebé de 2 años quiere, y la verdad es que soy bastante mala en ello. Es bastante frustrante para mi fallar una y otra vez. Entras en bucle: petición, no entendimiento, enfado, frustración, lloros, intentar calmarla y cuando llegue la siguiente situación indescifrable, vuelta a empezar.
Lo hace con todo el mundo, con Súper Papá, con su tía, sus primos, con los niños del parque, con los gatos... Ella exige y quiere que la obedezcan al momento, aunque su enojo no suele ser del mismo grado que conmigo. Conmigo tiene mucha más confianza y estamos todo el día juntas.
Ordena, dicta y establece dónde debes sentarte, qué debes comer o no, cuándo puedes ir al baño, si un niño puede o no subirse al tobogán... Yo le explico que ella no puede mandar sobre el resto, igual que a ella nadie le manda y que cada persona es libre de comer lo que quiera o de ir al baño. Pero por ahora no lo acepta e insiste a veces de muy malas maneras.
Algunas veces no nos deja darnos besos a Súper Papá y a mi, igual que no quiere que nos sentemos aquí pero si allá... Tampoco puedes dibujar con un color diferente al que ella te da, o comer algo que ella piensa que no debes comer en ese momento. Y si, esas cosas son tonterías y son berrinches que te puedes ahorrar. Pero por ejemplo también quiere que te levantes del váter cuando ella quiere y hay veces que en ese momento no puedes...
Supongo que es algo normal y que les pasa a todos los bebés en algún momento, y a lo mejor e yo tendría que ser más rápida y dispuesta con sus demandas, o puede que quiera hablar y expresarse mejor y no puede. Seguro que es le pasa muchas cosas al mismo tiempo.
Se que en esta etapa quiere reafirmarse, sabe que puede elegir y es lo que exige, su capacidad de decisión.