El poisson d’avril se festeja el uno de abril en diferentes países (como Polonia, Francia, Finlandia, Austria, Australia, Alemania, Italia, Bélgica, Reino Unido, etc…). Para hacernos a la idea, digamos que es el equivalente a nuestro Día de los Inocentes.
Su origen data del siglo XVI, época en la que el rey Charles IX promulga el Edicto de Roussillon (1564). Éste supone el traspaso del calendario juliano al calendario gregoriano, es decir, que antes del edicto el año comenzaba con los primeros días de la primavera y las gentes tenían por costumbre hacerse regalos.
Sin radio, ni televisión, ni redes sociales, en el siglo XVI poco se iban a enterar del Edicto de Roussillon. Debido a ello muchas gentes, sobre todo iletrados, continuaron con esta tradición de primavera. Aunque también había otras personas que estaban en contra de la reforma, entonces para ellos el año comenzaba en abril.
La cuestión es que si ya tenemos dos bandos, pese a ser un tema de calendarios (juliano y gregoriano), había que andar liándola. Así que los partidarios de la reforma se burlaban de los otros enviándoles falsos regalos o haciéndoles bromas. Y que te regalen un pescao no mola, he aquí el origen del pez de abril.
Hoy en día son los propios medios de información los que divulgan noticias falsas, la gente se gasta bromas o, entre los niños, se suele dibujar un pez para pegarlo en la espalda de alguno en el más mínimo descuido.
Nosotras el uno de abril de 2018 pudimos disfrutar de primera mano de esta alegre tradición. Los niños nos pegaron muchos peces en la espalda (pelo, hombro… lo que pillaran) y jugamos a una gymkhana. Además, fuimos listos y lo juntamos con Pascua, así que comimos muchos dulces riquísimos.