Sarah Burton sólo ha necesitado 10 salidas para volver a demostrar que es la mejor sucesora que el gran Alexander McQueen podía tener. Tras ver como Hedi Slimane acaba poco a poco con el legado de Yves Saint Laurent o el poco entusiasmo que me produce Raf Simmons al frente de Dior, ver este pequeño desfile me hace darme cuenta que aún me queda McQueen.
Inspirada en los la época de los Tudor, Sarah Burton crea un vestuario lleno de lujo, difícil, pero único y cargado de gran significado. El blanco como protagonista, aunque el negro también ha estado presente, al igual que lo está el dorado en los detalles. Las caras cubiertas con máscaras formando una red. McQueen sigue siendo llenando Paris de magia y trabajo impecable.
Algunos detalles más de cerca para que podáis observar el maravilloso trabajo: