Aunque no son de Nueva York, la gran manzana centrifuga y absorbe todo lo que en su radio permanece. Phantogram es un dúo formado por Sarah Barthel y Josh Carter y que –a pesar de estar alejados de la vorágine de Brooklyn- exhalan ese aire que sólo se respira sobre su asfalto. Surgieron de la nada en 2010 con el álbum Eyelid Movies, que tuvo una excelente acogida desde Pitchfork hasta Spin pasando por AltPress. Los sonidos que ejecuta Phantogram conjugan loops electrónicos, beats sobre cimientos hip-hop, shoegaze y pop.
Tras una primera escucha de Nightlife, su última entrega en formato EP, podemos intuir que Phantogram se emplea en experimentar con su sonido y, aunque no sea de manera apabullante, es manifiesta la evolución desde Eyelid Movies.
El opener -16 years- está hecho de retales dream pop, un upbeat que -sin embargo- tiende a contenerse sobre los pliegues de un pulso tiránico que se expande en una oscura colección de samples. El trabajo gana en intensidad a partir de Make a Fist, cuyo tempo acelerado genera impaciencia del oyente ante su imprevisto final.
Turning into a Stone reviste de ritmo incesante la triste voz de Carter, que se mueve desolada sobre una línea de bajo que deviene en un zumbido incapaz de cesar mientras dura el tema. Don’t Move es la pista más bailable del conjunto, el brillo de los sintetizadores es innegable y los samples vocales acechan desde la segunda línea de fuego y los repuntes espontáneos de la sección de viento ayudan a cubrir de textura el enérgico tempo de este tema. La melodía pop burbujeando sobre una base trip-hop hacen de Don’t Move el mejor tema de Nightlife.
Es evidente que Phantogram componen lo que sería la banda sonora de la vida nocturna de una ciudad cualquiera. A pesar de que la energía de sus beats daría lugar a etiquetar este EP como electro dance, Nightlife viene de lugares más oscuros y aporta un punto añadido de emoción que lo diferencia de Eyelid Movies.