El lamentable episodio de las Lavanderías de la Magdalena de Irlanda, ampliamente manipulado por el cineasta Peter Mullan en Las hermanas de la Magdalena. Vuelve a ser noticia gracias a Philomena, que ha recibido cuatro importantes nominaciones a los Óscar y ya puede presumir de haber ganado el Bafta al mejor guión.
Philomena es una enfermera de setenta años que intenta descubrir que fue del hijo que le arrebataron (en teoría con su consentimiento) las monjas de un convento para darlo en adopción. El famoso periodista, Martin Sixsmith, implicado en un escándalo político, intentará ayudar a esta señora a desentrañar lo que pudo haber ocurrido.
La dirección ha corrido a cargo de Stephen Frears, autor de entretenidas cintas como The Queen, Alta fidelidad o Las amistades peligrosas, que adapta el libro de El hijo perdido de Philomena Lee del escritor Martin Sixsmith. La verdad es que el resultado es bastante satisfactorio. El montaje nos parece muy acertado porque consigue que no se pierda el interés en ningún momento. El realizador británico consigue dosificar la trama escrita por los guionistas Steve Cogan y Jeff Pope con la intención de sorprender cada cierto tiempo.
La labor interpretativa del humorista Steve Cogan (escritor del libreto y productor de la película) no llama demasiado la atención, si la comparamos con la fabulosa y sobria interpretación de Judie Dench, aunque tiene difícil llevarse la estatuilla por el nivelazo de este año.
La película es una crítica ante un hecho que deja en mal lugar a la Iglesia Católica, puesto que lo que se cuenta va en contra de los valores del Evangelio. No obstante, si bien este convento no estuvo a la altura que debía, se omite un dato importante que debe ser tenido en cuenta porque otra institución de la Iglesia en Liverpool se portó muy bien cuando su padre no quiso saber nada de ella, dándole la oportunidad de estudiar enfermería, tal y como desvela el crítico de cine Jerónimo José Martin en Cope. Por otra parte, el pasado viernes el periódico Público le recomendaba al Papa Francisco el visionado de la cinta en cuestión. Curiosamente, el Santo Padre saludó a la protagonista real de esta historia unas semanas antes de que el citado medio de comunicación diera ese titular, mientras que el jurado católico de la asociación SIGNIS premió este largometraje en el Festival de Venecia 2013.
Frente a la actitud inflexible y extremista de algunos miembros de esa comunidad religiosa a la que se hace referencia, aparecen dos personajes luminosos. El primero de ellos, el de la novicia que le ayuda en un par de ocasiones. El segundo el de una mujer, cargada de inocencia y sentido del humor [al estilo de Cándida (2006)], como Philomena (personaje que también recuerda a la abuelilla de La noche del cazador de Charles Laughton) con una fe sencilla de gran fidelidad a la Iglesia que, a pesar de que es consciente de que no actuaron bien con ella, perdona sin guardar rencor. No obstante, se intenta dar una imagen negativa generalizada de que los cristianos tenemos unas creencias irracionales y estamos obsesionados con el pecado, un detalle que no se corresponde o se ajusta a lo que muchos hemos vivido (publicado en Pantalla 90).