Las palomas que todos conocemos en las plazas y edificios de todas o la mayoría de las ciudades del mundo; al igual que otros animales como el perro, el gato y las ratas entre otros muchos, existen gracias al ser humano que sin intención los hizo evolucionar a lo que son actualmente cuando ellos renunciaron a su vida salvaje para acompañarnos y conquistar el mundo junto a nosotros a cambio de comida fácil.
La Columba Livia, mejor conocida simplemente como paloma, ronda nuestras ciudades siendo un símbolo de la naturaleza dentro de las urbes, pero también molestos por el daño que le hacen a las fachadas y monumentos con su ácida caca, sin contar con las enfermedades que las pobres portan. Pero a pesar de esto a lo largo del tiempo le han servido bien al ser humano llevando y trayendo mensajes y tal vez lo más importante, como alimento a más de un famélico.
Dicho esto les pregunto: ¿Cuántos de ustedes han visto pichones de palomas? De seguro muy pocos y también de seguro muchos de ustedes ni siquiera han notado que nunca han visto un pichón de estas aves. Piénsenlo un poco y verán que es cierto; no es que no existan, es que las palomas descienden de aves que vivían en riscos donde abundaban los depredadores y los pichones corrían mucho riesgo por lo que pasaban en sus nidos sin asomar el pico durante su “infancia”.
Hoy en día y viendo el número de palomas que vemos en las plazas es obvio que no corren ese riesgo, pero la huella genética del miedo sigue latente en ellas por lo que los pichones se mantienen ocultos en sus nidos en lo alto de los edificios durante el primer mes de vida. Esto los hace difíciles de ser vistas mientras son pichones, además cuando abandonan el nido tienen un tamaño considerable que para el que no tiene un ojo experto se confunden con palomas adultas.Como dije en el comienzo, de seguro la mayoría de ustedes no habían notado la ausencia de palomas pichones, pero la próxima vez que estén en una plaza observen y verán que es cierto.
La Columba Livia, mejor conocida simplemente como paloma, ronda nuestras ciudades siendo un símbolo de la naturaleza dentro de las urbes, pero también molestos por el daño que le hacen a las fachadas y monumentos con su ácida caca, sin contar con las enfermedades que las pobres portan. Pero a pesar de esto a lo largo del tiempo le han servido bien al ser humano llevando y trayendo mensajes y tal vez lo más importante, como alimento a más de un famélico.
Dicho esto les pregunto: ¿Cuántos de ustedes han visto pichones de palomas? De seguro muy pocos y también de seguro muchos de ustedes ni siquiera han notado que nunca han visto un pichón de estas aves. Piénsenlo un poco y verán que es cierto; no es que no existan, es que las palomas descienden de aves que vivían en riscos donde abundaban los depredadores y los pichones corrían mucho riesgo por lo que pasaban en sus nidos sin asomar el pico durante su “infancia”.
Imagen. No son muy bonitas que digamos. ¿Verdad?
Hoy en día y viendo el número de palomas que vemos en las plazas es obvio que no corren ese riesgo, pero la huella genética del miedo sigue latente en ellas por lo que los pichones se mantienen ocultos en sus nidos en lo alto de los edificios durante el primer mes de vida. Esto los hace difíciles de ser vistas mientras son pichones, además cuando abandonan el nido tienen un tamaño considerable que para el que no tiene un ojo experto se confunden con palomas adultas.Como dije en el comienzo, de seguro la mayoría de ustedes no habían notado la ausencia de palomas pichones, pero la próxima vez que estén en una plaza observen y verán que es cierto.