Picar muy alto
Jactarse alguien con demasía de las calidades o partes que tiene, o pretender y solicitar una cosa muy exquisita y elevada, desigual a sus méritos y calidad.
Parece que, como frase histórica, la usó Felipe IV (1605-1665), refiriéndose a su odiado Juan de Tassis y Peralta, conde Villamediana (1582-1622) que estaba enamorado de la reina Isabel de Borbón (1602-1644), lo cual no era precisamente un secreto en la Corte. El conde, en una corrida celebrada en la Plaza Mayor de Madrid, rejoneó un toro con la pica. Alguien dijo que el conde picaba muy bien y el rey, con evidente doble sentido y no muy buen humor, comentó: «Pica bien, pero pica muy alto». Esta respuesta regia, cierta o no, fue muy comentada, y contribuyó a fijar la expresión y a popularizarla. Hay que recordar, además, para completar el cuadro, que el conde de Villamediana murió asesinado por un desconocido, instigado o pagado, según se cree, por algún cortesano ofendido o, muy probablemente, por el propio rey. Pocos días antes de eso, este popularísimo poeta y don Juan había salvado a la reina de un incendio desatado durante la representación en el palacio de Aranjuez de una de las obras teatrales del conde (La gloria de Niquea). En la Corte corrió el fundado rumor de que había sido el propio conde quien había provocado el incendio para así poder “salvar”, y, de paso, abrazar, a su amada, la reina. Como digo, pocos días de este extraño suceso, Villamediana moría asesinado.
GREGORIO DOVAL
“Del hecho al dicho”
fuente: http://www.librosmaravillosos.com/delhechoaldicho/capitulo04.html