Aunque antes esta subida a la Rápita la combinábamos con la subida al Pic Espadà u otras rutas más decentes, pero al ser ya tarde decidimos esa opción.Lo primero que nos sorprendió es que habían instalado tablones de madera a modo de escalones para evitar la erosión del sendero y también facilitar la subida.
Luego sólo fue seguir el sendero marcado, tantas veces recorrido. 
Una vez pasamos las dos tetas ya dejamos de ver otros senderistas, y el paseo fue como estar solos en la montaña. Caminar, oír los pájaros, oír tu respiración, oír tus pasos sobre las acículas secas de los pinos, oír el viento, oír las ramas crujir al pasar.... Todo esto sólo se disfruta cuando se camina solo.
Finalmente siguiendo el sendero y cruzándonos con las múltiples trincheras existentes a lo largo del camino, llegamos a La Rápita que es el pico más alto de la Serra Espadà, superando en pocos metros al Pic Espadà.
Y allí comimos disfrutando del inmenso paisaje.
Luego tranquilamente volvimos sobre nuestros pasos deshaciendo el camino andado. A medida que íbamos bajando el tiempo iba cambiando, oscureciéndose las nubes, y ya en el último tramo nos empezó a llover, una lluvia fría, que hizo que volviéramos a casa llenos de energía y por supuesto con un resfriado encima. Pero mereció la pena.Os dejamos AQUÍ el track de la ruta.