Suena a Bono, al irlandés. Mediodía en Grafton Street. Junto a la estatua de Phil Lynott, líder de los míticos Thin Lizzy, dos jóvenes versionan a U2. A 10 minutos, en Temple Bar, se escucha también al popular cuarteto.
Un hilo de música une las arterias de la jovial Dublín (más del 50% de su millón de habitantes tiene menos de 28 años) y sirve de melodía a una ciudad que es, sin embargo, mucho más que pubs, música y cerveza.
Puertas adentro, la ciudad, partida por el río Liffey, invita a entrometerse en sus bares, plateas del roce social entre dublineses; puertas afuera, ofrece un paseo desde los jardines del Dublín georgiano de Trinity College hasta el distrito medieval, pasando por la bulliciosa O'Connell Street y picando en los iconos más vanguardistas, como el puente de James Joyce de Santiago Calatrava.
Fuente:
- "Picoteo dublinés".