Un lector, emocionado porque acababa de ver La Meglio Gioventú, me ha preguntado si tenía algo escrito de esa magistral cinta y/o teleserie italiana. Sí, claro: escribí de ella en el desaparecido sitio cinevertigo.com y apareció en mi top-25 de lo mejor de la década pasada. Lo que escribí en su momento de La Meglio Giuventú, acá abajito:
Sólo por televisión de la paga se ha podido ver en México. Me refiero a La
Meglio Gioventú (Italia, 2003), ganadora en Cannes 2003 como Mejor Película en
la sección paralela Una Cierta Mirada, además de contundente triunfadora en los
Donatello 2004 –el Óscar de la industria fílmica italiana- con seis premios,
entre ellos el de Mejor Película, Mejor Guión y Mejor Director.
La
Meglio Gioventú (Lo Mejor de la Juventud en el idioma de Cervantes) fue concebida por la
célebre compañía televisiva RAI como una teleserie de seis horas de duración,
con cuatro capítulos de 90 minutos. Como a los ejecutivos de RAI les pareció
que el resultado era “demasiado intelectual”, decidieron no exhibirla en la pantalla
chica. A uno de los productores se le ocurrió enviar las seis
horas a Cannes e inscribirlas como un solo filme en Una Cierta Mirada. La cinta
fue la gran sorpresa en Cannes 2003 y esto animó a RAI a estrenarla en la
pantalla grande en Italia, en dos partes de tres horas cada una. ¿Resultado?:
no sólo obtuvo media docena de Donatellos, sino que se convirtió en un
inesperado hit taquillero, además de ser distribuido a buena parte de los cines
de Europa.
La
teleserie es una absorbente crónica familiar/histórica que inicia en Roma a
mediados de los años 60 y que continúa a través de las décadas por Turín,
Sicilia, la Toscana, Florencia y hasta la isla volcánica de Stromboli, hasta
llegar al nuevo siglo. A través del capcioso guión escrito por Stefano Rulli y
Sandro Petraglia, somos testigos de los idealistas años 60, de la turbulenta
época de las Brigadas Rojas de los 70/80, del difícil combate a la corrupción
de los 90 y del triunfo pan-europeo del siglo XXI.
Roma,
1966. Dos hermanos, Nicola (Luigi Lo Cascio) y Matteo (Alessio Boni, con la
apostura de un Terence Stamp juvenil), estudian en la universidad. El primero
se gradúa como médico y decide irse de mochila al hombro a Noruega. El segundo,
aunque buen estudiante de literatura, abandona la escuela para inscribirse en
el ejército. La suerte de los dos hermanos se irá entrecruzando con el propio
devenir histórico de Italia: ante el intento fallido de salvar a Giorgia
(Jasmine Trinca), una joven enferma mental, Nicola y Matteo toman caminos
diferentes, encontrados. El primero decide encausar su idealismo y se convierte
en un psiquiatra/activista que lucha por mejorar las condiciones de los asilos
mentales italianos. El segundo, melancólico y misántropo, se encierra en sí
mismo, se une voluntariamente en el ejército y termina como policía antimotines
en el periodo más violento de la Italia contemporánea.
La
Meglio Gioventú es una alegoría histórica que me hizo recordar los mejores
momentos de la temprana obra de Carlos Saura. Después del fracaso de rescatar a
Giorgia (¿Italia?) los dos hermanos se dividen (¿la metáfora de una bota
italiana fatalmente partida?) y enfrentan su propia vida (¿la transformación
del país?) de una manera radicalmente distinta. En todo caso, más allá de esta
lectura sociopolítica, la teleserie/cinta dirigida por Marco Tulio Giordana es,
también, una conmovedora saga familiar que nos atrapa desde el inicio para no
dejarnos tranquilos hasta seis horas después, cuando vemos que la única manera
que tenemos para sobrevivir es reconciliarnos con nuestro pasado y con nosotros
mismos. En el momento en el que Nicola logra superar la sombra de su
inescrutable hermano Matteo es cuando se encuentra, de nuevo, con la felicidad.
Ahora sí, ya puede gritar, otra vez, que todo lo que existe es bello.